Análisis: Tales From Candleforth

Hay una frase que he escuchado unas cuantas veces en mi vida y es “A ti que te gustan las aventuras gráficas te tienen que gustar las escape rooms”. Pues no tiene porque ser así. De hecho, hay una diferencia fundamental en como se diseñan e integran los puzles de una aventura o una escape room y Tales From Candleforth bebe mucho más de la segunda.

El puzle de aventura es parte intrínseca de la narrativa, participa de ella y la hace avanzar. Un puzle narrativo que no tiene sentido ni solución por si mismo, necesita del contexto para su misma existencia. El tipo de puzle que encontramos de forma mayoritaria en Tales From Candleforth es autocontenido, su solución se puede encontrar en si mismo y se puede separar del conjunto del juego sin que deje de funcionar. Es lo que suelo llamar puzle no diegético.

¿Significa esto que es peor juego por ello? Para nada, hay aventuras muy malas y juegos de puzles muy buenos. Creo que está bien establecer estas diferencias porque nos permite entender mejor la intencionalidad de la obra y su filosofía de diseño. En el caso de la ópera prima del estudio Under The Bed Games tenemos, además de las mencionadas escape rooms, la saga Rusty Lake como principal referente sobretodo a nivel de diseño.

Tales From the Crypt Candleforth

Al empezar Tales From Candleforth nos da la bienvenida un extraño ser con cabeza de calabaza que nos invita e escuchar mientras nos cuenta una historia, clara referencia a los clásicos tebeos de terror de la editorial EC cómics, que más adelante se verían adaptados a televisión con el nombre Tales From the Crypt (Historias de la cripta en España).

tales from candleforth

Esta estructura antológica, con un personaje recurrente que nos introduce la historia que nos va a contar y que la suele cerrar con algún tipo de moraleja o giro final sorprendente, dejó una huella muy profunda en la cultura pop y ha sido “imitada” en otros formatos y géneros, siendo su ejemplo más famoso (creo yo) la clásica serie de culto The Twilight Zone (En los límites de la realidad).

En el caso de Tales From Candleforth, no obstante, nos encontramos ante una sola historia aunque nada impide al estudio sacar secuelas cada una con su propio cuento. Con un estilo de folk horror estadounidense, el cuento nos pone en la piel Sarah, una chica de 16 años que desciende de una familia de “boticarias” y que, tras la desaparición de su abuela, encuentra una carta de la misma dirigida a ella.

Con este punto de partida tocará adentrarse en un mundo lleno de misterio, magia y terror, lo que nos llevará a descubrir no solo el paradero de la abuela sino también el destino de Sarah, su pasado y algún oscuro secreto familiar. Si bien la historia en si es bastante sencilla y se va mostrando de forma muy críptica sobretodo en los primeros compases, es su capacidad evocadora y de mantenernos con una sensación de incomodidad perenne lo que logra que nuestro interés no decaiga.

Visualmente intachable

A mantener el interés ayuda mucho un apartado artístico que resulta el punto más llamativo de Tales From Candleforth. Nos encontramos ante unos fondos con una imaginería visual muy potente, con unas ilustraciones que nos presentan un Candleforth tenebroso pero fascinante, con la corrupción y la putrefacción como temas centrales. Insectos, plantas muertas, edificios viejos y llenos de polvo, animales descompuestos hasta los huesos…

Tiene este mundo, no obstante, cierta belleza nostálgica. Un algo que lo acerca a ese tenebrismo con toques cuquis que tenía esa gran serie de dibujos llamada Over the Garden Wall (Más allá del jardín). A esto de sumamos el recurso meta-narrativo de jugar con el hecho de que nos encontramos dentro de un libro, jugando con texturas de papel roto que se presentan como si pudiéramos romper la realidad misma y ver que hay en la siguiente página.

Como digo la dirección artística me parece fantástica y el principal valor del juego. La máxima pega que le puedo poner tiene que ver con cierto puzle que funciona con colores, los cuales son difíciles de diferenciar por los tonos ocres generales y lo poco saturado de los colores. La música, sin resultar tan espectacular, también ayuda y acompaña muy bien las sensaciones que pretende transmitir Tales From Candleforth.

Los puzles: una de cal y otra de arena

En el diseño de puzles es donde Tales From Candleforth resulta más irregular. Tenemos un inventario pero el uso de objetos suele ser trivial y bastante obvio, con alguna excepción que se agradece (el uso de cierto pentagrama en el suelo resulta ser bastante imaginativo). También tenemos muchos, demasiados, puzles de memorizar símbolos y figuras que se sienten como una manera de inflar la duración un tanto barata ya que el reto es prácticamente inexistente y se acusa la repetición.

Por otro lado encontramos algunos puzles bastante imaginativos que tienen una fisicalidad muy propia, donde el cursor nos permitirá estirar, arrastrar, cortar y otras acciones de forma directa, haciendo que seamos mucho más conscientes de cada acción que realizamos y como lo hacemos. Son estos también los que tienen las metáforas visuales más interesantes y un simbolismo que se relaciona más directamente con lo que siente Sarah y lo que le está sucediendo.

Es en este tipo de puzles cuando Tales From Candleforth se crece y resulta más estimulante. Si bien no avanzan la narrativa de por sí, la expanden y la enriquecen, otorgando un nuevo sentido a muchas de esas metáforas visuales una vez nos acercamos al final y empezamos a comprender mejor el contexto de lo que sucede. No todos los puzles de este tipo son geniales pero sí que creo que es donde encontramos los mejores momentos.

Interfaz inconsistente

El mayor error que comete Tales From Candleforth viene por parte de la interfaz, un control tipo point and click en primera persona que en principio resulta ideal para la propuesta del juego pero que, por razones que no logro comprender, en ocasiones no indica los puntos interactuables. Normalmente, a situar el cursor en un objeto te sale un ojo o una mano indicando que puedes mirarlo, cogerlo o usarlo de alguna forma.

Sin embargo en Tales From Candleforth hay veces que eso no sucede y no veo un criterio claro para ello. Puede ser en una pantalla que es un puzle en si (en ese momento puede tener sentido porque parte del puzle puede ser buscar que elementos podemos manipular) o en un escenario general. Puedes tener un punto interactivo señalado a lado de otro que no lo está.

Esta falta de coherencia es lo que más lastra a Tales From Candleforth y es una lástima, todos mis bloqueos han venido de confusiones causadas por la misma. Por lo menos la información visual es bastante efectiva y tendremos pocos problemas para saber con que podemos interactuar siempre que tengamos en cuenta que no todos los hotspots están indicados.

Sobre la versión de Switch

Aquí acabaría la crítica pero tengo que hablar de la versión de Switch, que es la que he jugado. Me he encontrado un par de bugs: en una ocasión el juego se bloqueó al intentar salir por la puerta de la casa, se solucionó al salir y volver a entrar en la partida; en otra ocasión desapareció el cursor en el capítulo del granero, esta vez se solucionó al cerrar completamente el juego y volver a abrir.

Creo que recordar que también el inicio del juego se me bloqueó una vez. También he experimentado algún mini bloqueo (vamos, que el juego se queda como congelado unos pocos segundos segundos) cuando Tales From Candleforth tiene que cargar un nuevo capítulo o cinemática, a lo mejor hubiera estado bien poner una pequeña pantalla de carga como aviso. En cualquier caso son bugs y pequeños fallos que no me han impedido continuar con la partida.

Lo que me parece especialmente decepcionante es que no se aprovecha para nada la pantalla táctil en modo portátil. El control del cursor con el stick análogico es funcional la mayor parte del tiempo pero es en esos puzles más físicos que he mencionado antes, que necesitan de cierta precisión en los movimentos, donde se echa en falta un control táctil a falta de ratón. Una oportunidad perdida.

En conclusión

Tales From Candleforth es un juego de puzles narrativo más que competente, con una ambientación y dirección artística especialmente inspiradas pero que, con honrosas excepciones, se conforma con plasmar de forma funcional y no especialmente inspirada, el diseño de puzles de sus referentes (escape rooms y la saga Rusty Lake).

Teniendo en cuenta que nos encontramos ante el primer trabajo del estudio Under The Bed Games, creo que pueden estar orgullosos del resultado y, a partir de esta base, reforzar el diseño y sorprendernos para bien en sus próximos juegos, ya sean secuelas de este o algo completamente nuevo.

Tales From Candleforth está disponible en Steam, GOG, Switch, XBOX Series y PS4/5.

Hemos realizado este análisis en PC con una clave proporcionada por Under the Bed Games

Análisis Tales From Candleforth

✅ Lo Bueno:
• La dirección artística
• Los puzles que expanden y profundizan en el lore
❌ Lo Malo:
• El port a switch es mejorable
• Muchos puzles se sienten más un támite que otra cosa

Sistema operativo: PC

Puntuación del editor:
7

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