Bilkin’s Folly parte de una idea muy potente. Nos propone ponernos en la piel de un buscador de tesoros con todo un sistema de islas caribeñas para explorar, investigar y descifrar. Percy Bilkin, nuestro protagonista, tiene el objetivo de buscar a sus familiares desaparecidos (madre y abuelo, para ser exactos) pero no le hará ascos durante el transcurso de la aventura a convertirse en un gran buscador de tesoros, igual que su abuelo.

La familia Bilkin, buscadores de tesoros

Se hace un poco difícil encorsetar a Bilkin’s Folly en un género concreto. Se pueden ver trazas de la saga Zelda por varios de sus puzzles o el poder conseguir objetos que nos abrirán nuevos caminos en las islas pero también de los Monkey Island por su ambientación, la ausencia total de combate, la importancia de los diálogos y guiños constantes.

Bilkin’s Folly

Pero Bilkin’s Folly es su propia cosa, la mayoría del tiempo tendremos que descifrar mapas, en ocasiones hasta usando nuestras herramientas de cartografía para señalar los lugares donde pueden estar los tesoros, herramientas como una regla para trazar tangentes, goma de borrar y unos pocos marcadores.

Como explica el propio creador, Luke Webster (ha desarrollado el juego en solitario), la idea surge de una especie de gincana que realizó en el colegio en el cual daba clases llamada, como no, el día del pirata:

“Como actividad especial para mi clase, traje un cofre del tesoro cerrado y lo coloqué delante de la clase, diciendo a mis alumnos que podían quedarse con cualquier tesoro que hubiera dentro si encontraban la llave.
Lo que siguió fue una serie de tareas que los niños tenían que hacer para reunir cuatro piezas de un mapa del tesoro. Estas tareas iban desde conseguir suficientes puntos en un juego matemático de estilo pirata que yo había preparado hasta ganar a la otra clase de sexto curso al balón prisionero pirata y robarles su trozo del mapa.”

Esta filosofía de diseño es la misma que ha llevado a Bilkin’s Folly, ampliando enormemente la cantidad y variedad pruebas para conseguir esos preciados tesoros. No lo puedo negar, es un acercamiento al puzzle que dista de ser mi favorito y Bilkin’s Folly rebosa de ellos. No solo para avanzar en la historia, la cantidad de misiones secundarias es enorme.

La vida del buscador de tesoros es dura

Si bien tiene algunos retos muy bien pensados no esperéis la típica aventura gráfica, aquí la mayoría de puzzles son no diegéticos; el mencionado descifrado de mapas (hasta tenemos un botón para contar pasos), resolver acertijos, puzzles de panel, mecanismos, minijuegos para forzar cerraduras o pescar, etc.

Bilkin’s Folly nos permite escoger entre dificultad normal o “hard” y ya la normal es todo un reto. No será raro quedarse atascado por pistas demasiado crípticas, mapas cada vez más abstractos o, lo que menos me ha gustado, no indicar claramente al jugador que algunas misiones secundarias son imprescindibles para avanzar en la principal.

Así que al final, pese a la variedad de retos, la mayoría del tiempo invertido en Bilkin’s Folly nos dedicaremos a vagar por las islas buscando el punto concreto para cavar con la pala (el elemento principal y esencial para cualquier buscador de tesoros que se precie), ya sea para conseguir más dinero, otro tipo de tesoros o para avanzar en la trama.

Este loop jugable se puede hacer un poco tedioso, lo que sumado a la frustración, juega en contra de esta aventura tan abierta. Si bien empezamos en una pequeña isla que sirve de tutorial y durante el primer capítulo nuestra movilidad entre islas será muy limitada, pronto se despliega todo un mundo abierto que explorar que consta de tres grandes islas y unas cuantas más de menor tamaño.

La acumulación de misiones secundarias puede resultar abrumadora y también aportan a esa sensación de repetición. Por suerte contaremos con otro elemento esencial para nuestra aventura: Drayton el perro. La que fue mascota de la madre de Percy (también desaparecida, buscando al abuelo) nos acompañará en la aventura y no solo resultará muy útil para solucionar muchos puzzles, también las mecánicas que construyen su relación con el protagonista son muy interesantes.

Can you pet the dog?

Drayton nos seguirá todo el rato, con su olfato descubrirá un montón de objetos sin valor enterrados que no son tesoros pero conseguirlos todos nos ayudará también a completar una misión. Cada vez que encontremos una baratija gracias a él nuestro vínculo se hará más fuerte, lo que nos permitirá subir de nivel y enseñarle trucos nuevos.

Otra manera de potenciar nuestro vínculo con el perro es algo tan simple como acariciarlo o darle algún juguete, usar las nuevas habilidades juntos, etc. Vamos, jugar con él, mostrarle cariño y algún premio de vez en cuando. Creo que estas mecánicas nos hacen empatizar y hacernos partícipes continuamente del cuidado y educación de Drayton.

Pocas cosas hay más placenteras que conseguir la habilidad de llevar al perrete en brazos, ya que le teme al agua y así nos puede acompañar cuando tenemos que mojarnos las piernas para llegar a esa pequeño islote al lado de la costa. Mis mejores momentos en Bilkin’s Folly han sido con Drayton, aunque a veces tiende a quedarse atascado en elementos del escenario (no es el más listo pero lo queremos igual).

Sí pero no

Los gráficos pixelados son agradables y ayudan a conseguir esa sensación de juego “cozy”, simpático, de aventura para disfrutar sin agobios y a tu ritmo. La trama, aunque avanza lenta, resulta lo suficiente interesante para que nos entren ganas de descubrir más, lo diálogos son divertidos y los personajes que pueblan este lugar del caribe resultan excéntricos pero entrañables, todo está pensado para ser un ligero divertimento y lo consigue en muchas ocasiones.

En otras no. Se me hace difícil identificar que es exactamente lo que me falla. Veo muchas y muy buenas ideas pero la hora de ejecutarlas no acaban de casar bien entre ellas o no están tan bien implementadas como deberían. Puede que no fuera el momento para mí, puede que por el tipo de puzzles, puede que sea demasiado larga y expansiva para su propio bien…

En conclusión

En el caso de Bilkin’s Folly nos encontramos ante una aventura de mundo abierto muy interesante, exigente, larga (es fácil invertir más de 30 horas si quieres hacerlo todo y sin guía), repleta de puzzles y situaciones simpáticas, con mecánicas únicas y originales. Se puede hacer repetitiva y tediosa en alguna ocasión pero rebosa ambición, originalidad y muy buenas ideas.

Eso sí, no está en español y precisa un nivel de inglés bastante alto, entre otras cosas por la cantidad de adivinanzas que propone y por un uso de ciertos acentos con un inglés muy coloquial y particular. Jerga de piratas, supongo.

Bilkin’s Folly está disponible en Steam, GOG, Switch y PS4/5.

Hemos realizado este análisis en PC con un código proporcionado por Player Two

Análisis: Bilkin's Folly
Mecánicas originalesDrayton el perrito
Sensación de repeticiónAlgunas pistas son demasiado crítpicas
6.5Nota Final