Aquí no hay ningún análisis para leer.
¡No deslices hacia abajo!
¡No, basta! ¡No sigas leyendo!
¿Qué buscas en este link? ¿Un análisis? ¡Si aquí no hay ningún videojuego! O, al menos, eso nos dicen una y otra vez en There Is No Game: Wrong Dimension, un point & click que se ha colado entre los mejores del género por su creatividad y por su ingenio. En esta cómica aventura resolveremos puzzles mientras nos invitan a desinstalar el juego de nuestro ordenador o consola porque, insisto: ¡No hay ningún juego! ¿O sí? Claro que sí lo hay, y nadie debería de perderse la oportunidad de disfrutarlo porque rebosa imaginación y es magnífico.
There Is No Game es difícil de analizar sin caer en la tentación de dar spoilers del mismo, pero podría empezar diciendo que esta joyita Indie de la desarrolladora Draw Me A Pixel te pone en la piel de un usuario (si, literalmente tu protagonista es el “usuario”) que en su afán de jugar empezará a hacer click en todas partes para resolver los acertijos y sortear los obstáculos que aparecen ante nosotros. Al otro lado de la pantalla estará “el Juego”, que será el narrador que nos acompañe en nuestra aventura, primero con el objetivo de impedirnos jugar, y luego para trabajar juntos en post de salir de la dimensión a la que fuimos enviados tras cruzarnos al peor enemigo de un videojuego: un glitch.
Con su innovador humor, su simpática jugabilidad y su tendencia a traspasar la cuarta pared, nos hará matar de risa una y otra vez. Francamente, creo que si alguien no se ríe con There is No Game es porque no tiene sentido del humor. No faltan las referencias a otros RPG, la aparición de clásicos de todos los tiempos, las burlas hacia los free-to-play y las situaciones alocadas en las que el juego pondrá a prueba nuestra agudeza. No es un videojuego tradicional, y eso es quizás lo que lo hace especial. Sin ser un fanático de los point and click, debo admitir que esta obra de Draw Me a Pixel es de esos juegos que uno anda por la vida recomendando.
Desde el inicio, el juego nos introduce sus mecánicas con total naturalidad, no importa cuánto se esfuerce el narrador en intentar convencernos de que nos vayamos y que no ejecutemos el programa. Nos pedirá que dejemos de tocar en todas partes, y nosotros, intrépidos e irreverentes, seremos inmediatamente seducidos por el afán de querer hacer click aquí, click allá, click en donde sea para ver qué ocurre y para ver qué clase de diversión se esconde detrás de la fachada del no-juego.
Cuando conocí a There Is No Game: Wrong Dimension en el último Nintendo Indie World, creí que estaba ante un aglomerado de minijuegos. Tras probarlo descubrí que podría decirse que estaba en lo cierto, aunque también estaba equivocado: en TING nosotros forzaremos al programa a través de nuestra curiosidad para vivir un sinfín de aventuras y, sobre todo, una historia que por momentos nos hace sentir atrapados en un capítulo de “Black Mirror”, aquella serie en la que la realidad digital y la realidad efectiva se entrecruzan para dar pie a todo tipo de narraciones bizarras e inauditas. Sí, porque detrás de todo el cuento del no-juego se esconde el pasado de un programa abandonado por su creador y una historia de amor que nos hará sentir que estamos viviendo una película interactiva. Es como estar envuelto en una aventura gráfica que se convierte en comedia gracias a sus adorables sorpresas (y a su habilidad para no abusar de los chistes), y que cada vez que nos advierte que no hay ningún juego nos está invitando a jugar.
Por otro lado, este videojuego puede ser disfrutado de cualquier forma: ya sea en la PC utilizando el mouse, en la Nintendo Switch aprovechando el modo portátil con el touch, o con un joystick en la mano en modo dock… de todas las maneras los controles son sumamente prácticos y cómodos. También su duración es la correcta, ya que entre cinco y seis horas (ni muy largo ni muy corto) serán suficientes para hacer frente a todos los hechos insólitos que se plantean en There Is No Game y para resolver todos los puzzles con los que el juego (perdón, el no-juego) intentará frenar nuestro travieso deseo de molestar al narrador. Depende de nuestro genio que el juego sea fluido y dinámico, pero que no cunda el pánico: también ofrece un sistema de ayuda que resulta bastante conveniente para no trabarse en un acertijo más tiempo del debidamente necesario.
Cabe aclarar que There is No Game: Wrong Dimension es la secuela del juego creado en 2015 por el fundador de Draw Me a Pixel, Pascal Cammisotto (bajo el pseudónimo de Kamizoto), el cual también llevaba como nombre «There Is No Game» y que puede ser disfrutado de manera gratuita en Steam. La idea es esencialmente la misma, y es por eso que, quizás, más que una secuela o una continuación se siente como una finalización y profesionalización de ese proyecto. En términos coloquiales: el juego de 2015 luce como un sueño de alguien hecho realidad, y su sucesor transforma ese sueño en una experiencia maravillosa.
En conclusión, aunque intente convencernos de que no hay ningún juego, sí lo hay. ¡Y vaya que lo hay! Viviremos una aventura de una manera que no estamos acostumbrados, pero que definitivamente vale la pena. Lo dije más arriba: There is No Game es muy difícil de analizar. No es un juego tradicional, tal como estamos acostumbrados. Lo que sí es seguro es que cualquier jugador con amor por los videojuegos disfrutará de esta joya cargada de referencias al universo videojueguil, y que merece ocupar un lugar entre los Indies más prestigiosos.
Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch con un código proporcionado por Draw Me a Pixel.