Research3 Insights y Lenovo han llevado a cabo un estudio con más de 900 mujeres jugadoras de videojuegos en Estados Unidos, Alemania y China para preguntarles sobre sus hábitos, percepción y cómo se retrata a las mujeres este medio cultural. Los datos arrojados son que el 59% de las mujeres no revela el género al que pertenece para evitar el acoso durante las partidas.

“Muchas veces acabo jugando como personajes masculinos en los MMORPG para que la gente no se dé cuenta de que soy una chica” —explica una mujer—. “Intentamos ocultar lo que somos para que la gente no coquetee con nosotras, nos envíe cosas o nos mande mensajes que realmente no queremos o fotos” —sostiene—.

De acuerdo con la muestra, el 77% de las mujeres encuestadas asegura haber experimentado algún tipo de discriminación de género durante partidas de videojuegos. Los comentarios más recurrentes vienen acerca de poner en duda sus habilidades (70%), comentarios sexistas sobre su condición de «gamer» inferior (65%), condescendencia (50%) o peticiones de relación (44%). No obstante y aunque una gran mayoría ha declarado haberse sentido en situaciones incómodas e indeseables como las citadas, un porcentaje alto de esa mayoría mayoría también asegura estar satisfecha con cómo son descritas o mostradas por los desarrolladores.


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El 80% de las mujeres encuestadas se encuentra cómoda con la manera de representar a personajes femeninos en los videojuegos AAA; en la escena independiente ese índice de satisfacción asciende al 91%.

Las conclusiones que arroja el estudio es que hay margen para mejorar la industria. El 71% de las mujeres a las que se preguntó creen que debería haber más anuncios sobre mujeres jugando, que exista una mayor representación para normalizar el hecho de ver personas de género femenino disfrutando de este ocio. Un 61% solicita a las compañías que creen equipos de esports solo de mujeres en competiciones de élite.

En España ya se toman medidas contra este acoso. En marzo el partido político Unidas Podemos registró una iniciativa en el Congreso contra el machismo en los videojuegos para proteger a jugadoras de videojuegos y desarrolladoras en portales como YouTube o Twitch.



Y ahora añado una reflexión al artículo

No tengo ninguna fuente, solo tengo mi opinión y la experiencia que me dan los 35 años que llevo jugando con videojuegos y los pocos años que ando por las redes sociales donde he visto todo tipo de comportamientos de toda clase de gente. Era 1991, en la campaña de Navidad, cuando a casi todos mis contemporáneos nos regalaron nuestra primera consola. Había N.E.S, había Game Boy, Había Master System, Mega Drive, Game Gear y hasta Atari Lynx. Y aunque el destinatario de los regalos sí es cierto que éramos varones, las chicas se apuntaban a jugar al Tetris, al Mario Land al Super Mario Bross, al Sonic o al Castle of illusion. Pasábamos ratos inolvidables picados en batallas chicos-chicas o en grupos mixtos. Era cuestión de ganar cuando se jugaba a Tetris o de avanzar más niveles cuando íbamos a rescatar a la princesa Peach. Más tarde, en los recreativos, quien perdiera al billar pagaba la cena del grupo ganador, o el grupo que acumulara más victorias en Street Fighter II era invitado a un helado por parte del equipo perdedor. Y éramos chicos y chicas y nadie bajaba la guardia pensando que Marina sería fácil de eliminar o que Yolanda no te metía un Shoruyken cuando estabas indefenso y te quitaba un cuarto de la barra de vida. El objetivo era ganar para ahorrar el dinero del helado o la cena y poder echar alguna partida más. Éramos frikis y enfermos, niños pequeños que mataban marcianos, pero oiga usted, éramos felices. Y se nos notaba por la ausencia de discusiones en nuestro grupo.



Vino internet, vino el juego online, vino el asentamiento del videojuego como un entretenimiento popular y vino la cobardía de esconderse en una pantalla y fardar de lo que no se tiene desde el anonimato. Han venido las redes sociales y ha venido un comportamiento propio de los hombres de cromagnon escudados en el anonimato siempre. A la cara nadie es tan valiente. Yo mismo he vivido la vergonzosa situación de ver entrar a un individuo en un grupo de caza trofeos cuando un mes antes había criticado a los que nos gusta sacar los logros solo porque una chica dijo que sacar trofeos/logros es una pérdida de tiempo. Pero claro, el grupo lo había hecho una chica y ahí estaba él que de repente era el caza trofeos mayor del reino. Recuerdo su primer mensaje. «He conseguido el trofeo de escuchar la voz de mi amor platónico».



El caso es que el grupo ya no existe. Que esto sea considerado acoso o no, no lo sé, pero si sé que es una parte del todo y una vergüenza enorme. Que disfrutar de un videojuego que te llene es de las experiencias más bonitas que se pueden experimentar en estos tiempos, que compartir juegos es algo que se lleva haciendo desde que completé la recreativa Double Dragon II con David en 1989, que jugar contra Marina era un reto porque manejaba a Chun Li como nadie y que por culpa de anónimos haya gente que no disfrute plenamente de este maravilloso mundo no es más que motivo de tristeza. Por suerte y por desgracia, esto está en nuestra mano, aislar a las personas que falten el respeto, ignorarlos y disfrutar más de nuestra afición puede resultar el elixir contra los mediocres. Tú, seas hombre o mujer, vamos a jugar al Tetris a ver quién es mejor, vamos a gastar bromas mientras me tiras un rayo en el Mario Kart cuando estoy a punto de cruzar la meta yendo primero. Vamos a morir juntos en el Bloodborne frente al Huérfano y vamos a restablecer el árbol del Maná con un tercer jugador o jugadora. Cuando acabemos, todos a dormir. Y dejemos a los que pretenden seguir imponiendo su presencia sin que sea bien recibida en el más absoluto de los silencios. No veo otro camino.