Análisis: Nobody Wants to Die

Análisis: Nobody Wants to Die

Año 2329, una distópica Nueva York en la que cualquier cuerpo, sin importar la persona que lo tenga, pasa a subasta a partir de cierta edad y para poder tenerlo debes pagar impuestos. ¿No tienes dinero? No pasa nada, el capitalismo hará que tu alma se almacene en un banco hasta que puedas permitírtelo (o un ricachón te lo quite). Los ricos pueden revivir constantemente en cuerpos de otros, con el tiempo necesario para ello, ya que esto no es como quien se cambia de ropa interior a diario (o darles la vuelta, que alguno que otro lo ve bien). Así se presenta desde los primeros minutos de juego Nobody Wants to Die.

Este videojuego creado por Critical Hit Games, nos plantea desde un primer momento esa idea de búsqueda de la inmortalidad… ¡Qué dilema! Aunque hay algo que nos dejan muy claro desde el principio y es que no poder morir no es sinónimo de «vivir como Dios». Cuantos más años viven los personajes, más traumas van quedando, hasta que simplemente, el cuerpo se convierte en una prisión.

En lo personal, ha sido completamente imposible no acordarse de ciertos filósofos y otros grandes personajes históricos, ya que es el propio juego el que nos pone algún que otro escrito de Marco Aurelio y otros que nos recuerdan indudablemente a Platón. Es este último el que hablaba sobre «la prisión del ser» en ese dualismo epistemológico, y cómo existía un mundo de ideas sensibles. En Nobody Wants to Die, en cada minuto que disfrutábamos de este viaje, nos dábamos cuenta que sí, efectivamente nos encontrábamos en «una Alcatraz sin rejas», en esa cárcel terrenal.

Antes de comentaros nuestra experiencia en Nobody Wants to Die, os dejamos con su tráiler:  

Érase un hombre a una botella pegado

James Karra, tras un estrepitoso accidente (del que en un inicio no sabemos nada), tuvo que consumir «su tercera vida», es decir, nos encontramos viviendo su tercer cuerpo. En un inicio, tuvo una vida llena de alegrías, aunque desde que comenzó su vida como detective, todo parecía deteriorarse poco a poco. 

Tras su última muerte ha tratado de volver a la policía, aunque todavía sin éxito. De forma extraoficial recibe una nueva misión, investigar una serie de asesinatos aparentemente sin relación. Poco a poco iría descubriendo que sí que la tienen y todo es mucho más extraño de lo que parece. En esta nueva aventura le acompañará vía telefónica Sara Kai, que irá comunicándole los pasos a seguir y ayudándole (a su manera).

Hasta este punto que os hemos contado (quitando las resurrecciones en otros cuerpos) todo normal, ¿Verdad? A partir de aquí, todo comienza a tornarse extraño, ya que James verá en ocasiones a su mujer (con un vestido rojo reluciente) aparecer. Todo esto se debe a una mala sincronización de la Icorita. La icorita es lo que permanece inerte tras la muerte y lo que almacena el alma de la persona. ¿Cómo se puede entonces morir definitivamente? Cortando esa icorita que conecta nuestro cuerpo (tiene forma de hilos). 

¿Cómo apacigua sus demonios internos nuestro protagonista? Con una extraña medicación que sirve para ayudar a sincronizar el cuerpo con el alma llamada Ambrosía y… ¡Su petaca llena del alcohol de confianza!

Análisis: Nobody Wants to Die
Guau Rachel, siempre puedo ser un poli muuuuuuuuuuuy malo

El tiempo es elemental, mi querido watson

Todo era elemental para Sherlock Holmes y, en Nobody Wants to Die sería el tiempo. James Karra tiene todo un arsenal de herramientas para investigar. Una de ellas es el Reconstructor, que utiliza la energía del entorno para poder ver en un periodo de tiempo determinado lo que ha ocurrido en el lugar. Esto nos permite ver cómo han muerto los personajes de la escena. 

En este título se muestran las muertes sin censura alguna, por lo que a veces sí que frunciremos el ceño pensando cómo de cruel se puede ser. Todo esto estará completamente guiado y acompañado de minijuegos como si fueran quick time events, es decir, dar click a cierto botón en el momento en el que se nos pida.

En cierto modo nos ha apenado no tener una mayor libertad a la hora de investigar, pues este proceso es completamente guiado y, creemos que hubiese dotado al título de una dimensión muy superior.

Análisis: Nobody Wants to Die
No somos Cronos, pero sabemos controlar el tiempo

La vida oculta de la sociedad, lo que el ojo no puede ver

En este mundo donde todos los ricos pueden permitirse toda clase de lujos, mientras que los pobres deben cuidar a la perfección su cuerpo, porque si no estarían «dañando» la carcasa de otro ser, hay vidas completamente ocultas, que jamás hubiésemos podido imaginar. En un mundo con tantas restricciones, siempre existirá el desfase y jolgorio. 

Es por esto por lo que contaremos con herramientas como los Rayos X, Luz UV y, ese Reconstructor que os citábamos anteriormente. Siempre se nos guiará sobre qué herramienta utilizar y, en cierto modo, está bien para no tardar demasiado tiempo en los escenarios, aunque nuevamente nos pasa como con el constructor… ¡Dejadnos algo de libertad!

Esto ha hecho que más que un juego de investigación policíaca, nos encontráramos viviendo una especie de walking simulator, muy disfrutable, eso sí, ya que todo lo que rodea al videojuego es impresionante.

Análisis: Nobody Wants to Die

Atando cabos

Cada vez que abandonamos la escena del crimen y en cuanto tenemos algo de tiempo, siempre será momento de establecer nuestra hipótesis sobre el asesinato que hemos podido presenciar (y sí, en tiempo «real» gracias al reconstructor).

Como no podía ser de otra forma, lo haremos en el propio suelo con fotos e indicadores (a menudo botellas de alcohol), donde tendremos que entrelazar muchos sucesos con el fin de llegar a la causa de la muerte. Este minijuego sencillamente nos ha encantado, puesto que los protagonistas se ponen a dialogar entre ellos y resulta impresionante la cantidad de vueltas que dan con tal de llegar a la verdad.

Análisis: Nobody Wants to Die
¿Quién será el culpable? ¿Será el Ron Barceló o el Whisky Jack Daniel’s?

La icorita de Schrödinger

Constantemente mientras que disfrutábamos de Nobody Wants to Die pensábamos en todos los aspectos filosóficos que planteaba. Cuando veíamos un cadáver pensábamos si se encontraba muerto definitivamente o no, algo así como la caja y el gato que planteaba Schrödinger. Sin duda alguna la ambientación, junto con el apartado gráfico (que habréis podido ver durante estas capturas de pantalla, tomadas en su máxima calidad), nos meten de lleno en la historia.

Por otro lado, el apartado sonoro también hace de las suyas. En una ciudad como Nueva York, donde los coches ahora vuelan, no hay noches estrelladas (porque básicamente la contaminación lumínica ni siquiera deja que se vea que es de noche) y demás, no podíamos esperar otra cosa más que el caos. Pitidos por todas partes, fuertes ráfagas de viento, contaminación, distorsiones del sonido constantes… ¡Impresionante!

Análisis: Nobody Wants to Die
Un avión de papel, donde los coches vuelan… ¿Hace cuánto que no vemos un avión por aquí?

Conclusiones de Nobody Wants to Die

En un juego que se presentaba como una aventura de investigación policial, donde apenas hay libertad para ello, era difícil pensar que nos fuera a gustar tanto. Hemos disfrutado cada minuto de juego (que no es demasiado largo, aproximadamente unas 5 horas).

En la redacción de ErreKGamer disfrutamos bastante de los llamados walking simulator y, este juego en esencia lo es, con muchísimas mecánicas por medio que nos convertirán nuestro viaje en un trayecto muy emocionante. 

Siendo completamente sinceros, la ambientación que transmite este videojuego es un completo y absoluto sobresaliente, dejándote mal cuerpo mientras que juegas pensando cuán ruin puede ser una persona, con tal de sobrevivir y continuar su vida sobre múltiples cadáveres. ¡Muy recomendado!

Este análisis se ha realizado en PC con una clave proporcionada por PLAION

Análisis: Nobody Wants to Die
Un apartado gráfico… ¡Impresionante!

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