Análisis de Mount and Blade 2: Bannerlord

Análisis de Mount and Blade 2: Bannerlord

Tras más de dos años en acceso anticipado ya tenemos disponible Mount and Blade II: Bannerlord, la secuela del particular RPG estratégico de TaleWorlds Entertainment. Una franquicia que sin duda es única en su especie por apostar por un sistema de juego en el que se combinan de manera más que solvente el género del Rol, con el de la estrategia, para ofrecernos un juego con el que se la mejor palabra que podríamos emplear para definirlo es «Libertad». Libertad absoluta para jugar como nos plazca, así como para definir a nuestro personaje con un sin fin de posibilidades. Un más y mejor de una primera entrega que ya en su día fue notable.

Mount & Blade II: Bannerlord

Libertad por bandera

Como ya os adelantaba en el encabezado, Mount and Blade II: Bannerlord es un título que nos da libertad absoluta para jugar. Ya desde el mismo comienzo de su campaña (si queremos seguir un hilo conductor) o de su modo sandbox (con multijugador inclusive) se nos da plena libertad para crear a nuestro personaje. Más allá del editor para definir su apariencia, deberemos seleccionar diferentes trasfondos de su vida, que van desde su niñez, hasta su edad adulta, los cuales van a determinar nuestras dotes, ya sean comerciales o bélicas, a la hora de comenzar nuestra aventura, pues no será lo mismo haberse criado en una familia de comerciantes acaudalados, que en otra donde nuestro padre servía en el ejército y nuestra madre era una simple ama de casa, por poner dos ejemplos.

Análisis de Mount and Blade 2: Bannerlord


Una vez establecido el que será nuestro personaje, nos lanzaremos a su enorme mundo abierto. Un gigantesco mapa por el que se reparten infinidad de asentamientos, pueblos o fortalezas. ¿Y qué deberemos hacer ahora? Pues simple y llanamente lo que queramos… Sin bien hay un pequeño hilo argumental en su modo historia, casi como a modo de un extenso tutorial, la chicha en Mount and Blade II: Bannerlord se basa en su enorme libertad para dejarnos hacer lo que deseemos.

Los objetivos nos los marcaremos nosotros mismos ¿Queremos ser el mayor imperio que se haya visto jamás, doblegando al resto de comunidades a servirnos? Podemos hacerlo, será una tarea titánica con cientos de sangrientos asedios de por medio, eso sí. O bien podemos ser menos ambiciosos y conformarnos solo con ser un simple comerciante que va de región en región trapicheando con bienes ¿O qué tal un esclavista? ¿Un comandante renegado que mata sin piedad a quien se le ponga por delante con su pequeño grupo de malhechores? Podemos ser casi cualquier cosa que se nos pase por la cabeza en este juego, casi inabarcable.

Análisis de Mount and Blade 2: Bannerlord

Estrategia y rol juntos de la mano, aunque con algunas costuras sin remendar

Lo que hace único a la saga Mount and Blade es su original combinación de estrategia, rol y acción, con unas batallas multitudinarias gigantescas como si de un Dinasty Warrior se tratara, al mismo tiempo que nos vamos gestionando mediante un colosal mapa en vista isométrica en el que vemos quién controla cada región, lo que se comercia en cada zona, etc.

Mount and Blade II: Bannerlord encierra multitud de sistemas en su interior, aunque ciertamente y a medio plazo es fácil darse cuenta que no profundiza demasiado en ninguno de ellos. Por ejemplo, las batallas ya sean a pequeña o a gran escala, son espectaculares, sí, pero a la hora de jugarlas pronto nos daremos cuenta de que su sistema de combate no es demasiado complejo o mejor dicho, completo, pecando incluso de simple o tosco (ya juguemos con mando o teclado y ratón). La interfaz muchas veces tampoco es demasiado intuitiva, antojándose incluso algo anticuada y además, a medio plazo el juego puede empezar a ser monótono.

Análisis de Mount and Blade 2: Bannerlord

También es fácil explotar su sistema de comercio, a poco que seamos duchos en juegos de estrategia y hablando de ésto último, el juego tampoco es profundo en eso, pues la mayoría de gestiones en cuanto al tablero de batalla se limitan a mover a nuestro personaje o a nuestras tropas por el mismo hasta llegar a la ubicación a la que deseemos entrar y poco más. Eso sí, podemos explorar cada poblado, castillo o asentamiento con total libertad como si de un RPG tradicional se tratara, lo cuál nos va a deparar estampas bastante espectaculares.

Visualmente Mount and Blade II: Bannerlord luce bastante bien en general. Cuenta con muy buenos diseños para la mayoría de sus localizaciones, los paisajes son bastante bonitos y las batallas multitudinarias son sin lugar a dudar la guinda del pastel y lo que más boquiabiertos nos van a dejar. Mientras que los modelados de los personajes se limitan a cumplir y poco más. Como dato adicional el juego llega con textos en español latino.

Análisis de Mount and Blade 2: Bannerlord

Conclusión sobre Mount and Blade 2: Bannerlord

Con Mount and Blade II: Bannerlord, TaleWorlds Entertainment nos ofrece un más y mejor de lo que ya en su momento fue el original. Se trata de una saga única en su estilo, que mezcla con acierto y originalidad el RPG, la estrategia y la acción. Puede que al final nos profundice demasiado en ninguna de sus muchas mecánicas y que a medio plazo pueda resultar monótono, pero sin duda es un juego que a poco que os llame un poco su planteamiento, merece mucho la pena echarle un puñado de horas. Sus batallas multitudinarias continúan siendo lo más espectacular y divertido de la franquicia.

Hemos realizado este análisis en PC con un código proporcionado por TaleWorlds.

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