SHINOBI: Art of Vengeance es la nueva entrega de una de las sagas más queridas de SEGA. Te explicamos todo sobre este juegazo en nuestro análisis.
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SHINOBI: Art of Vengeance Pasado y futuro
Hace unos años, cuando SEGA abandonó el negocio del hardware, prometió que iba a continuar llegando a nuestros hogares incrustando la tecnología Dreamcast en los set-top boxes de entonces, algo muy parecido a los Smart TV y similares de hoy día, y evolucionando desde otros sistemas domésticos sus IPs más exitosas, que son unas cuantas.
Por desgracia, su delicada situación financiera hizo que de todo su potencial repertorio inicial apenas algunos juegos de Sonic vieran la luz. Junto a ellos, sagas de reciente creación como los Yakuza, éxitos de Atlus y Creative Assembly tales como los Persona, Total War o Football Manager, y algunos éxitos inesperados en Gameboy Advance fueron los únicos realmente capaces de sacar a flote a la compañía junto al entrañable sello de retroconversiones Sega Ages.

Con el tiempo parece ser que SEGA, ahora recuperada de su pasado más doloroso, está dispuesta a recuperar por fin sus juegos más carismáticos, tal y como explicó ella misma hace un año en este vídeo. Pero no en forma de recopilatorios sino juegos nuevos, con la evolución de la tecnología y el entretenimiento actuales y sin perder de vista la perspectiva de los títulos de arcades y 16 bits que lideraron la industria de principios de los 90.
Gracias a ello tuvimos el fantástico Streets of Rage 4, recomendación hace unos meses y analizado en su momento aquí. Y precisamente Lizardcube vuelve a firmar esta estupenda revitalización de Shinobi, una saga icónica para muchos, un hack and slash de toda la vida con dibujos a mano y en un entorno absolutamente fabricado en 2D y con la jugabilidad de los cartuchos de 16 bits de antaño, mejorando todo lo bueno de aquel juego en cada uno de sus aspectos, y rescatando además al genial compositor de 16 y 32 bits japonés Yuzo Koshiro.
Redibujando al ninja
He leído en algunas webs que SHINOBI: Art of Vengeance tenía tintes de Metroidvania. Olvídalo, es una experiencia directa de puro juego de acción con scroll lateral y 2D que recuerda a los juegos de la saga que aparecieron en los 90 en Megadrive y si me apuras, a los Contra de Super Nintendo, pero con un lavado de cara tan grande que va a hacer que ya no desees volver a los clásicos de hace 25 años tal y como los vivimos entonces.
En esta ocasión Lizardcube ha optado por volver a tirar del dibujo a mano, los sprites 2D y el zoom al más puro estilo NeoGeo, pero gracias a la ingente cantidad de memoria de los sistemas actuales nadie va a notar que no se trata de un juego 3D. Y para los despistados, no hablamos de Pixel Art, o al menos en la idea de gráficos elaborados tal y como se podían disfrutar hace décadas, sino de un entorno en alta resolución excelente, construido desde cero aprovechando las capacidades disponibles, con fondos soberbios y animaciones muy fluidas. Y todo ello envuelto en celofán de colores y un aroma a comic bestial.

SHINOBI: Art of Vengeance está dividido en 16 fases agrupadas en 4 zonas. Todas ellas son independientes, se juegan por separado aunque se han añadido características propias de un Metroidvania para alargar la vida del producto, tales como zonas bloqueadas inicialmente y que podrán ser revisitadas más adelante, tiendas en las que canjear dinero por nuevas habilidades, y secretos esparcidos por el escenario que permitirán recoger orbes y ampliaciones de las cualidades de nuestro shinobi Joe Musashi.
Jugabilidad old school
Todo el juego está ideado para que repitas. Desde el diseño de las zonas inicialmente inaccesibles, que son opcionales pero que harás bien teniéndolas en cuenta, pasando por el sistema de adquisición de nuevas habilidades, algunas obligatorias desde la historia principal y otras obtenibles opcionalmente desde las tiendas a cambio de dinero, y el sistema de amuletos y combos, que puedes entrenar en el dojo y que va mucho más allá de la combinación de dos tipos de golpes.
Con todo ello se encadenan golpes que hacen subir nuestro medidor de rabia y que permiten, en un momento dado, lanzar movimientos especiales que ocupan la pantalla por completo. Si los hemos comprado antes. Si para ello hemos recogido suficiente dinero. Si para sumar recursos hemos revisitado el mapa para recorrer nuevos caminos. Como digo, es opcional repetir, pero te va a costar llegar al final del juego sin haber conseguido las mejoras de salud, energía o movimientos especiales.

Es cierto que esa repetición viene dada por tener que memorizar la posición de determinados obstáculos. En algunos puntos del juego y en fases de bonus proliferan los saltos imposibles, culminados además con el «dash» en el aire. Especialmente desde el momento en que aprendes la habilidad de colgarse de ciertos enganches, todo se vuelve un poco «ensayo y error». Pero es la manera de jugar «old school», heredada de cuando no se podía grabar la partida y se estiraba la duración de un cartucho -o su bolsillo en el salón recreativo- haciendo progresar lentamente al usuario.
Conclusión
Si miras nuestra lista de logros del juego verás que hay uno que invita a superarlo en menos de diez horas. Probablemente estamos hablando pues de entre 15 y 30 horas para el común de los mortales, dependiendo de si vas a por el 100% del juego o te conformas con llegar al final. Me ha parecido curioso el sistema de configuración de la dificultad, que permite establecer el hándicap de aspectos como ataques, defensas o respawn. Y con todo te advierto, a partir de la tercera zona hay mucha plataforma y se complica incluso en valores muy permisivos.
A nivel visual es una pequeña maravilla. El entorno 2D es de lo mejor que he visto en años y los combates realmente ágiles. Con un número elevado de movimientos especiales y combos, lo que proporciona mayor satisfacción es la fluidez general del conjunto, ni un atisbo de ralentización -salvo las provocadas por el propio juego como por ejemplo ser víctima de una gran cancelación o tras romper la defensa de un enemigo-. Respira ese sabor clásico, pero tremendamente rejuvenecido y actual. Técnica y artísticamente perfecto,
A algunos quizá les decepcione esa jugabilidad a la antigua usanza. Sería un error intentar adaptarse a ellos, y como fan de los Shinobi de los 90, el trabajo de Lizardcube me parece excepcional, mejorando lo que ya hicieron con Streets of Rage, y agradezco los guiños a las entregas de Megadrive al tiempo que se me antoja que este SHINOBI: Art of Vengeance está pensado para las nuevas generaciones. Estos días en que se habla mucho del Silksong, aplaudo la valentía de lanzar una alternativa tan sobresaliente como esta, aún a expensas de que pase desapercibida -espero que no-.
Un apunte final. En mi casa la primera consola que llegó fue una Megadrive con el Sonic y el Megagames II, que incorporaba tres juegos: Streets of Rage, Revenge of Shinobi y Golden Axe. SEGA ya ha revitalizado los dos primeros de forma sobresaliente, así que Golden Axe ¡estoy listo, aquí te espero!.

Este análisis se ha realizado en Xbox Series S gracias a una clave proporcionada por Cosmocover
Análisis: SHINOBI: Art of Vengeance - ErreKGamer

✅ Lo Bueno: • El diseño 2D• Sigue siendo adictivo• El carisma de Shinobi• Yuzo Koshiro en la música❌ Lo Malo: • Se hace corto • Algunos saltos
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