El pasado 11 de abril se lanzó el juego de estrategia por turnos HeadQuarters: Word War II en las plataformas de Steam, Epic y GOG. Tildado por la comunidad como heredero espiritual de los Battle Academy, ya puedes reservar un hueco en tu PC porque tenemos un gran título de estrategia que viene a proporcionar muchas horas de juego. Lo desgranamos en este análisis.

Contenido

1 Headquarters: World War II, combate por turnos
2 Entorno gráfico en Headquarters: World War II
3 Dificultad creciente
4 Conclusiones

Headquarters: World War II, combate por turnos

Reconozco que hace años que perdí el gusto por los juegos de estrategia en tiempo real. Soy de los que no me gusta tomar decisiones sin reflexionar, y para mí con el auge de los Total War Warhammer, los Homeworld, Age of Empires, Command and Conquer y el que para mí sigue siendo el rey, Starcraft 2, la cantidad de cuestiones a revisar y tener en cuenta me acababa abrumando.

Siendo fan del género desde los inicios con el Dune 2: Battle for Arrakis de Westwood, la estrategia por turnos, que no es especialmente prolífica en los últimos tiempos, ha sido una alternativa imprescindible. Por eso he celebrado la llegada de Headquarters: World War II, el cual ya tuvo una beta a principios de febrero que dejó muy buen sabor de boca entre los fans si lees las reseñas de Steam.

Headquarters: World War II es un juego de estrategia histórica y por turnos que cubre la Batalla de Normandía en tres campañas basadas en la trama histórica de 1944 y una serie de escaramuzas donde puedes tomar el bando inglés, norteamericano o alemán. Publicado por Slitherine y desarrollado por el equipo de Ucrania Starni Games, tiene un completo editor de escenarios y modo multijugador, lo cual va a alargar bastante su vida, pero no adelantemos acontecimientos.

Entorno gráfico en Headquarters: World War II

Lo primero que llama la atención es el más que interesante entorno gráfico que se gasta. Acostumbrado a los escenarios más «estáticos» del género, se ha recreado en total 3D cada uno de los mapas, que transcurren entre localizaciones inspiradas en los puntos clave de Normandía. Pueblos, edificios, carreteras, playas, bosques… la cámara es susceptible de rotar libremente, acercarse a una unidad para verla en detalle o alejarse hasta obtener un plano cenital de nuestras tropas (azules), aliados que no controlamos (amarillos) y enemigos (rojos).

Cada una de las nueve misiones por bando se ha recreado con gran mimo gráfico, hasta el punto de que me ha recordado al mítico Commandos y su nivel de detalle, pero con el añadido de que buena parte del escenario es susceptible de ser destruido. Cada unidad tiene su propio modelado 3D, y refleja tanto su condición como el bando al que pertenece, si bien las animaciones de los soldados, que se activan cuando «actuamos», son mejorables.

El escenario está dividido en cuadrados que marcan las posibles ubicaciones de cada unidad. Tanto si se trata de tropas de infantería como de artillería, podemos desplazarnos por toda la retícula siempre que la geografía lo permita; es decir, un grupo de exploradores prácticamente no se detendrá ante nada, pero avanzará a pie lentamente por cada celda, por contra un camión se moverá muy rápido pero necesitará unas condiciones propicias en el trayecto que le permitan desplazarse o sortear ciertos obstáculos.

Esa información se reporta en pantalla a través de ciertas fichas que aportan el detalle, pero como dije antes también puedes simplemente hacer zoom y obviar la información, es cuestión de coger experiencia. Has de tener en cuenta que este detalle es fundamental, pues las coberturas y los desniveles aprovechando el terreno son fundamentales para el combate en este juego, así como la posición de las tropas, que marca su defensa, cobertura y blindaje frente a ataques y emboscadas laterales o traseras.

Los efectos de la batalla se dejarán notar de igual manera en el motor gráfico. Podremos destruir vehículos enemigos que bloquearán el paso y proporcionarán cobertura a nuestras tropas, o utilizar turnos para limpiar el escenario de chatarra si lo necesitamos, así como derruir edificios en diferentes estados de demolición hasta convertirlos en cenizas.

Dificultad creciente

Nada de lo anterior tiene sentido si no se ve bien articulado por una gran jugabilidad, y créeme, me ha sorprendido gratamente. Headquarters: Wold War II no es un juego para pasar el rato, es un desafío como lo es una partida de ajedrez o una tarde de tablero y Stratego o Risk; puedes jugar si quieres en modo informal (tiene cinco niveles de dificultad) pero a partir del tercero cada movimiento cuenta.

Esto es básicamente porque Slitherine ha decidido hacer solamente nueve misiones por bando pero muy largas, de forma que se marcan unos objetivos básicos iniciales que van a verse modificados conforme avance la partida, y lo que parecían recursos suficientes para ganar la misión se pueden volver escasos si no los preservamos convenientemente. Para paliar este efecto sorpresa, podemos contar con ventajas competitivas durante la partida como pedir refuerzos o un ataque aéreo, o incrementar la moral de nuestras tropas, son ayudas todas ellas que están a nuestra disposición para moderar la dificultad aunque los puristas declinarán utilizarlas.

Recomiendo encarecidamente jugar el tutorial y repetir el primer escenario de cada bando para entender los aspectos clave que inclinan la balanza. Existen unidades comunes a aliados y alemanes, pero algunas son específicas y con habilidades propias que funcionan mejor bajo determinadas condiciones. Cito un ejemplo: un vehículo con ametralladora compuesto por el conductor, el scout y el artillero puede sufrir un ataque y perder a uno de ellos, reduciendo movilidad, efectividad de ataque o radio de acción en función de la pérdida.

Sucede lo mismo con la moral, en los duelos las unidades se enfrentan entre ellas utilizando todos sus miembros y se producen bajas en cada turno tanto del que ataca como del que defiende. Parámetros como cobertura, defensa, altura, vegetación o moral determinan el daño, resultando en que la unidad que gana mejora su resistencia y capacidad de ataque, y la que pierde puede incluso entrar en pánico volviéndose ineficaz. En general todas las tropas tienen la posibilidad de efectuar ráfagas a cuadrículas sin concretar un blanco, destinadas a minar la moral de la infantería enemiga.

Otro punto interesante es entender que todas las unidades disponen en cada turno de un determinado número de puntos de acción que se podrán gastar en acciones como moverse, atacar, disparar ráfagas o limpiar el escenario, pero también se pueden reservar para reaccionar durante el turno enemigo, por ejemplo si este avanza y entra en nuestra línea de tiro, o si nos ataca. En ambos casos podremos contrarrestar defendiendo nuestra posición abriendo fuego si nos quedan puntos de acción.

Al final de cada misión se nos brinda la posibilidad de mejorar o cambiar nuestras unidades y reemplazar las bajas para no convertir el siguiente escenario en una quimera, subirlas de nivel y asignarles héroes, otorgándoles habilidades únicas como una gran efectividad o resistencia especial.

Finalmente, tenemos la posibilidad de crear nuestros propios mapas con el editor incluido, definir nuestros propios objetivos y aleatorizar ciertos parámetros, así como jugar escaramuzas contra tres oponentes humanos más o la inteligencia artificial del juego a través del sistema CombatHQ de Slitherine.

Conclusiones

Headquarters: Wold War II es un gran juego. Ofrece muchas horas de partidas sesudas en el escenario inicial gracias a la gran cantidad de parámetros y condicionantes a tener en cuenta y a su dificultad creciente y retadora. La existencia de un editor y los más que previsibles DLCs aún no anunciados van a permitir que en los próximos meses veamos cómo la comunidad va a extender la vida de este juego. A fin de cuentas el diseño inicial de sus autores se ha centrado en el desembarco de Normandía, pero el motor da para mucho más.