Worldless es la nueva y atrevida apuesta que nos presentan los desarrolladores de Noname Studios, el equipo independiente afincado en Barcelona y creado en 2021 que, como ellos mismos se definen, tienen como objetivo la creación de videojuegos visualmente impactantes con gameplays únicos y combates inolvidables. ¡Y vaya que con Worldless lo han conseguido! Pero, ¿qué es Worldless?
Worldless es un videojuego de plataformas perteneciente al subgénero de los llamados metroidvania. Un metroidvania es un juego de acción y aventuras que tiene su base en el concepto de un plataformas no lineal, es decir, aquel en el que no tenemos que superar un nivel simple y llanamente, como podría ser un SuperMario o un Sonic, sino que nos da la opción de recorrerlo y explorar todo el escenario en busca de nuevas áreas o de atajos a otras, ya exploradas o no, pues en este subgénero todos los niveles están conectados entre sí.
El principal exponente de este tipo de títulos lo tenemos en Castlevania: Symphony of the Night del que muchos juegos de este género toman prestadas varias de sus características, como el hecho de que nuestro protagonista pueda adquirir nuevas habilidades tanto para superar los combates como para desarrollar la exploración de los niveles. Y entonces, ¿qué nos ofrece Worldless para destacarse? Seguid este nuevo análisis de Errekgamer y lo averiguaréis.
Contenido
Worldless, un universo por descubrir
Worldless nos invita a recorrer los maravillosos y abstractos paisajes de un universo recién formado donde unos entes no menos abstractos luchan entre sí en un eterno conflicto atraídos por la propia naturaleza de su polaridad. Estos combates pueden llegar a provocar el intercambio de dichas polaridades dando lugar a un proceso sumamente inestable del que nadie sabe qué milagro, o desastre, podría causar.
Tampoco nadie sabe cuál es el motivo de este conflicto, ni tan siquiera el origen del mismo ni el de la creación de estos entes. A todo esto hay que decir que la carga narrativa de Worldless dependerá en mayor medida de lo que nosotros consigamos interpretar según vayamos avanzando ya que, aunque algo de texto hay, éste es más bien escaso pero revelador.
En este punto tomamos el control de nuestra protagonista (y la denominamos como «ella» por la fugaz apariencia femenina que toma cuando ejecuta algunas acciones), un ente blanco que va en busca de su opuesto para enfrentarse a él siguiendo la naturaleza para la que fue creada. Llegado el momento, nos enfrentaremos en combate directo contra nuestro antagonista pero acabaremos siendo derrotados y arrojados a las sombras.
Allí permaneceremos inconscientes hasta que un decadente ente gris nos encuentra solo para menospreciar nuestra existencia (hay que decir que estos entes grises son los únicos con la capacidad de hablar). A partir de aquí deberemos guiar a nuestra protagonista en una incesante búsqueda de su destino y la finalidad de su existencia mientras buscamos a nuestro rival visitando los distintos mundos de los que se compone este particular y original universo al mismo tiempo que iremos desarrollando nuestras habilidades y luchando con otros entes que intentarán frenar nuestro avance.
Así es Worldless, una aventura de crecimiento personal donde tendremos que superar los obstáculos de la vida con nuestra propia habilidad e ingenio en un título que nos ofrecerá unas 10 o 15 horas de juego (personalmente habría preferido un poco más, porque realmente vale la pena).
Abstracción y originalidad audiovisual
Si hay algo de Worldless que nos ha llamado la atención desde un primer vistazo, es su peculiar apuesta gráfica que encontraremos presente en todo el apartado visual, desde el diseño de los personajes y enemigos hasta los singulares fondos que nos acompañarán durante nuestra aventura, pasando por el estilo de los menús.
Tanto la protagonista como los personajes y enemigos han sido diseñados de una forma bastante minimalista, pues apenas son solo unas pequeñas figuras geométricas blancas o negras que dibujan en nuestra imaginación una vaga estructura humanoide, la cual se acentuará más cuando cuando realicen alguna acción de calado o un ataque en combate. Por cierto, los efectos gráficos de éstos otorgan una gran espectacularidad a la batalla, ofreciéndonos una agradable e intensa performance visual.
La otra piedra de toque del apartado gráfico es el exquisito diseño de los escenarios que nos brinda Worldless. Y es que, lejos del recargadísimo hiperrealismo o incluso del siempre socorrido pixel-art, este título nos propone unos fondos diáfanos con una paleta cromática armónica y basados cada uno de los mundos que visitaremos en una forma geométrica determinada. Pero que eso no nos eche para atrás, es todo tan evocador que nos acabará cautivando y trasladando a un universo onírico y casi efímero.
Reforzando todo el aspecto visual nos acompaña la banda sonora escogida para el título que cumple perfectamente su labor, situándose al mismo nivel que los gráficos. Exótica, onírica, etérea y minimalista, la música de Worldless nos transporta a ese mundo cósmico y de ensueño. Y es que los efectos de sonido están cuidados a la perfección en el título de Noname, pues hasta los pasos que da nuestro personaje por los suelos de los mundos emanan magia estelar (mención especial a la aparición de la flora de cada nivel según vamos avanzando) y ayuda bastante a la experiencia audiovisual que el estudio barcelonés nos brinda.
Control cósmicamente preciso
La jugabilidad es clave en cualquier videojuego y en un metroidvania lo es más aún si cabe, pues la precisión del control del personaje con el que jugaremos durante todo el título determinará si estamos ante un buen juego del subgénero o no. Y no es para menos teniendo en cuenta que la base jugable de los metroidvania son las plataformas. Un pésimo control de nuestras acciones arruinaría la experiencia que nos tiene que ofrecer.
Afortunadamente para todos nosotros, Worldless no es la excepción a la norma sino más bien su reafirmación. El buen hacer de los chicos de Noname Studios nos regala la oportunidad de experimentar un control suave, fluido y perfectamente preciso del ente, que se ve claramente afianzado por la sutil disposición de las plataformas que han sido implementadas de manera magistral. Y es que no hay ningún lugar al que no podamos acceder si disponemos de la habilidad adecuada.
Respecto al mapa del juego, su disposición es tan sencilla como una sucesión de nodos (algo así como un área o una región bastante amplia) unidos por unas líneas (las rutas de acceso) que nos hace recordar a la disposición mental que tenemos de nuestras constelaciones estelares. Pues bien, cada «constelación» es un mundo a explorar compuesto por varios nodos y sus respectivas rutas de acceso. Dispondremos de seis mundos que a su vez estarán unidos a una especie de zona intersticial donde podremos, llegado el momento, cambiar de mundo a través de unos portales.
En cuanto a los nodos, bien podrían representar una zona donde encontraremos una habilidad de exploración, bien un nuevo arma para nuestro escaso arsenal o bien un ente enemigo que deberemos derrotar. Porque sí, amigos míos, este metroidvania no se caracteriza por avasallarnos con montones de enemigos en pantalla sino que en la mayoría de esos nodos habrá un único ente que entablará combate con nosotros y contra el que deberemos desplegar todo nuestro abanico de habilidades de batalla de la mejor forma posible para salir airosos de estos emocionantes enfrentamientos por turnos. Sí, por turnos. Otro detalle que distingue a Worldless de otros metroidvanias clásicos.
¿Y cómo se desarrolla este peculiar modo de combate? Pues bien, os lo explicaremos detalladamente. El combate podríamos dividirlo por rondas que a su vez se divide en dos turnos distintos: el turno del personaje (o turno de ataque) y el turno del enemigo (o turno de defensa).
Durante el turno de ataque emplearemos cualquiera de nuestras técnicas ofensivas, como ataques físicos con nuestras armas o ataques de afinidad elemental e incluso poderosos ataques cargados, en cualquier combinación que se nos ocurra. Para ello dispondremos de un tiempo limitado para ejecutar nuestras técnicas representado por una barra de tiempo situado bajo nuestro ente.
Una vez agotado el tiempo, se inicia el turno de defensa donde el ente enemigo usará su patrón de ataque del que deberemos defendernos. En un principio dispondremos de una defensa física y otra mágica, y tendremos que elegir entre una u otra en función del tipo de ataque que suframos (un destello horizontal indicará que se trata de un ataque físico y un destello vertical querrá decir que es de naturaleza mágica).
Bloquear el ataque enemigo en el momento oportuno nos permitirá soportar un mayor número de ataques e incluso podría aumentar el límite de tiempo para el turno de ataque, es decir, haciendo «parries» sobreviviremos más tiempo y podríamos obtener bonos de tiempo. También hay que comentar que conforme vayamos avanzando podríamos conseguir más habilidades defensivas como absorber los ataques enemigos, contraatacar o eludirlos.
Dependiendo de nuestro enemigo, podríamos vencerlo de dos formas distintas. Algunos presentan una barra que indicará su vitalidad que una vez agotada nos hará ganar la batalla y podremos proseguir, pero no lo habremos derrotado definitivamente. Para ello todos los entes enemigos poseen un medidor de absorción con un límite. Iremos rellenando ese medidor usando combos distintos y rompiendo guardias específicas que se nos irán indicando y que también alargarán nuestro tiempo de activación.
Rebasado el límite del medidor podremos absorber al ente pulsando la combinación de botones adecuados, en un principio ocultos, pero que se irán desvelando cuanto más lleno esté el medidor de absorción. Si el medidor está completamente lleno, la absorción será automática y hay que advertir que cada ataque recibido puede vaciar parte de este medidor.
Una vez absorbido, se nos recompensará con un punto de habilidad que podremos utilizar en nuestro árbol de habilidades para desbloquear nuevas técnicas de combate o mejorar nuestra capacidad defensiva. La variedad de enemigos es bastante amplia y rara vez se repiten, por lo que disponer de una gran cantidad de habilidades será crucial para derrotarlos, ya que cada uno requerirá de una estrategia distinta si queremos absorberlo y conseguir ese preciado punto de habilidad.
Finalmente debemos decir que además de todo lo comentado antes, Worldless dispone de unos cuantos coleccionables que nos incitará a explorar cada nodo, como las habilidades de exploración (paso rápido, correr o engancharse), nodos grises que aumentarán la barra de tiempo de nuestro turno de ataque, puntos de vitalidad que aumentará nuestra barra de vida, los monolitos que explicarán un poco más la críptica historia de Worldless, o los misteriosos nodos verdes que nos abrirán las puertas de un nuevo y desafiante nivel.
Conclusiones
Worldless es una apuesta un tanto arriesgada aunque satisfactoria en lo que al género metroidvania se refiere. Garante de un apartado audiovisual un tanto abstracto y peculiar pero impecable y de gran factura técnica que nos impresionará por su simpleza y belleza a partes iguales. Una historia quizás algo críptica en un principio pero lo suficientemente evocadora que nos mantendrá al tanto de todo lo que ocurra según vayamos avanzando en el juego.
Y finalmente un control muy preciso y fluido del personaje, con un sistema de combate un tanto arriesgado pero que una vez cogido el gusto se nos antojará desafiante y divertido. Quizás lo único que se le podría achacar es su duración, porque de verdad que nos quedamos con ganas de más.
Worldless está disponible desde ya en PC, consolas Playstation, consolas Xbox y en Nintendo Switch. A continuación os dejamos con un video del tráiler de lanzamiento de Wordless.
Hemos realizado este análisis en PC con una copia proporcionada por BestVision PR
Un buen artículo, pero quise darle un like y no encontré como hacerlo. Quizas deberían dar esa posibilidad en el propio artículo, por ejemplo, justo antes de los comentarios o tras la nota.
Hola! Muchísimas gracias por tu comentario y por la aportación, lo tendremos en cuenta porque es una buena idea.
Un abrazo!