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Análisis: Steelrising, un soulslike con alma robótica

En las últimas semanas, el género soulslike vuelve a estar en boca de todos, ya que recientemente se han lanzado dos grandes títulos como Lies of P y Lords of the Fallen. Por ello, queremos resucitar uno de las sorpresas del 2022, Steelrising, el cual pasó desapercibido por un final de año cargado de grandes títulos.

Libertad, igualdad y fraternidad

El estudio francés Spiders, los creadores de Greedfall, ha tenido por bien desarrollar Steelrising, un juego ambientado en el momento más representativo de la historia de su país; y por qué no decirlo, uno de los más importantes de la historia del viejo continente: la revolución francesa. El título nos presenta un París destruido y hastiado por el gran caos de la revolución; lleno de cadáveres, incendios y barricadas, alejado de la idílica imagen que se tiene de la ciudad del amor.

En la trama de Steelrising, tendremos el gusto de contar con personajes reales de la propia revolución, tales como el Rey Luis XVI, Maximilien Robespierre o el Marqués de La Fayette entre otros. Eso sí, el factor más importante de todos, hecho desgraciadamente no histórico (ya que hubiese molado mucho), es la presencia de robots. Estos han sucumbido a la manipulación del rey y se han puesto en contra del pueblo gabacho, provocando que los revolucionarios estén al borde de una derrota definitiva.

Análisis: Steelrising, un soulslike con alma robótica

Nos pondremos en la piel, mejor dicho en los circuitos, de Aegis, una robot con consciencia propia y capacidad de comunicación; la cual se encuentra a las órdenes de la Reina María Antonieta, quién no ha caído en la locura de su cónyuge y pretende desbaratar sus planes a través de su autómata bailarina. Nuestra misión en Steelrising será averiguar como hacer frente al Rey, rescatando y reclutando aliados, para ayudar al frente popular a culminar la revolución.

Steelrising, desde París con amor

Hemos introducido la historia y los personajes, aunque sin valorarla demasiado. Como siempre decimos, este aspecto es algo más personal, en mi caso ha ido de menos a más. Y no poco, si no de al inicio interesarme muy poco lo que me contaban a acabar queriendo darle una segunda pasada al juego, entre otras cosas, para poder completar todo su contenido. Las misiones secundarias son escasas, aunque por regla general interesantes, ya que amplían la historia principal del juego y no son meros recados.

En lo referente al personaje principal, Aegis, me ha resultado parecido, de inicio pensé en que le faltaba algo de carisma (a ver, es un robot); sin embargo, una vez recogidos la mayoría de flashbacks y viéndole actuar en diferentes situaciones, me ha acabado conquistando. Uno de los mejores aspectos de este juego es la ambientación. Cómo hemos dicho, París se tiñe de negro y rojo, haciendo que en nuestro periplo por la ciudad se sienta de manera real la crueldad de los altercados de las sanguinarias máquinas.

Análisis: Steelrising, un soulslike con alma robótica

Además el apartado gráfico es bastante bueno, destacando los detalles en ciertos partes del escenario, así como los juegos de luces y sombras, sobre todo en los escenarios diurnos y urbanos. Los biomas son variados dentro de un conjunto limitado, explorando lugares más abiertos como parques o palacios, y otros más cerrados como alcantarillados o barrios de calles estrechas y sinuosas. En cuanto al diseño de niveles, es distinto al que solemos encontrar en este género.

Si pensamos en los grandes iconos del mismo, Dark Souls I o Bloodborne, el mapeado suele tender a zonas relativamente lineales (con grandes secretos), que gozan de una conexión maravillosa y que sorprenden al jugador. Estas dan una mayor cohesión al mapa total, no existiendo en este juego. En Steelrising las áreas son más bien cuadradas/circulares, existiendo en las mismas una gran cantidad de atajos que iremos desbloqueando para facilitar el paso; dando al jugador una sensación laberíntica más que de linealidad y conexión.

Un paseo militar

Lo más importante en este género y, realmente en cualquiera, es la jugabilidad, siendo ahí donde Steelrising cumple, aunque con ciertas luces y sombras. El desarrollo del personaje es el básico de de todo soulslike, comenzando siendo muy débil y teniendo varias vías de crecimiento: mejorando el personaje con experiencia, tus armas con objetos y tu equipamiento (ropajes, módulos…) explorando el mapa. El más importante será la mejora del personaje, ya que ahí deberás seguir distintos caminos en función del estilo de juego o arma que quieras utilizar.

Aquí tenemos tres opciones: potencia, agilidad y alquimia. Es fácil de adivinar, las armas pesadas aumentarán su daño cuanta más potencia desarrolles, las rápidas cuanto más agilidad y las habilidades mágicas cuanta mayor alquimia. A mi por lo general me suele gustar el combate arriesgado de un arma pesada (soy asiduo a las grandes hachas), las cuales dependiendo del título pueden hacértelo más sencillo (Bloodborne) o más complicado (Elden Ring). Por lo tanto aquí elegí la clase con el arma pesada que te ofrecen de inicio, la Alabarda, el cual ha hecho que Steelrising no me haya parecido fácil, si no un paseo militar.

Análisis: Steelrising, un soulslike con alma robótica

Quizás es cosa de que este arma está muy rota y con otras opciones pueda ser más desafiante, pero lo dudo ya que hay carencias en ciertos detalles. Una vez que te haces al tempo de los ataques básico y cargado del arma principal, así como del disparo del arma secundaria, Steelrising se hace un juego bastante sencillo. Y es fácil hacerse con ello, ya que los enemigos (ya sean de escenario, minijefes o jefes finales), tienen una variedad corta de ataques. No he muerto en ninguno de los jefes, y han sido varios los que han claudicado antes Aegis sin necesidad de utilizar una mísera poción (vial de aceite ordinario, en este caso).

Divertido y accesible, su virtud y error

Me ha decepcionado bastante la falta de agresividad de los jefes finales (titanes). En cuanto al diseño de los mismos creo que es bueno, sólo me ha parecido feo que los minijefes sean un enemigo corriente de escenario con mayor vida y poder de ataque. Sí que es verdad que no te vas a hacer al control en cinco minutos, ya que este es un poco más tosco y de movimientos más exagerados que en otros títulos del género. En ocasiones me ha recordado, salvando las diferencias, al control de otro entrañable francés, Sir Daniel Fortesque (Medievil).

Otro de los pequeños problemas que he encontrado en más de una ocasión (tampoco demasiadas) en los enemigos es su inteligencia artificial, no atacándome estando a su lado o habiendo empezado ya nuestro combate. Aunque quizás este problema para mí, pueda ser una bondad para otros, pudiendo ser Steelrising un buen juego de inicio para aquellos que se sientan atraídos por el género, pero no se atrevan por su dificultad.

Análisis: Steelrising, un soulslike con alma robótica

En total el juego me ha durado algo más de 20 horas y, a pesar de los problemas enumerados, me ha dejado con ganas de seguir jugando. Por lo que no sólo voy a darle una segunda vuelta con un arma de habilidad para completar el cien por cien del juego y probar otro tipo de combate; si no que también recomiendo Steelrising a cualquier jugador que disfrute de un buen soulslike o que tenga ganas de adentrarse en el género.

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