El estudio español The Game Kitchen nos regala, menos de cuatro años después, una segunda parte de Blasphemous; haciendo que la mitad del reino ya esté a los mandos de una nueva aventura junto al Penitente.

Regreso a Custodia

La historia de Blasphemous II comienza inmediatamente después del final de uno de los DLCs de la primera entrega, con el milagro dando a luz a un nuevo hijo y nuestro penitente regresando para enfrentarse al destino que azota en la maldecida tierra de Custodia. A pesar de que en la misma se muestra un panorama similar, la sensación es que la desolación y la falta prosperidad ha avanzado desde nuestro periplo en la primera aventura.

Se mantienen algunos escenarios, aunque con ciertos cambios que sugieren que el paso del tiempo ha hecho mella en el reino. La ambientación sigue siendo muy buena, habiendo añadido distintos biomas que le dan una gran frescura al juego. Personalmente me han gustado mucho las localizaciones costeras o las de palacio. Por su parte, la banda sonora y los efectos de sonido son un perfecto acompañamiento en nuestra aventura, al igual que lo fueron en la primera parte de Blasphemous.

La historia es de corte y se cuenta de manera similar, empezando con un único objetivo y razón de ser, pero que se verá agrandado según avancemos en el juego premiando a los jugadores que investiguen y se interesen en el lore de este título (descripciones de objetos, misiones secundarias…). Pocos son los personajes que nos acompañarán en Blasphemous II, manteniendo esa sensación de soledad encontrada en el primero; sin embargo, sí que se echa de menos algún personaje del estilo de Crisanta o Edgar. Por comparar, me ha dejado una sensación parecida a la ausencia de un villano como Trilla en Star Wars Jedi: Survivor.

De Alsa Martin a Aston Martin

Una vez dadas ciertas pinceladas de lo que te vas a encontrar en otros aspectos, vamos a entrar de lleno en el mejor y (por suerte) más importante punto de Blasphemous II, su jugabilidad. Si probaste la primera parte, lo primero que te darás cuenta (y agradecerás) al ponerte a los mandos de Blasphemous II es el cambio en el control y movimiento del personaje. Este es mucho más fino, fluido y preciso; pasando de la sensación de manejar un autobús en una carretera con nieve (el Alsa Martin de Monza), a ponerte al control de un verdadero bólido de carreras (el Aston Martin en Sakhir).

Este mayor dinamismo a la hora de controlar al Penitente, concuerda con un mapa que te invita a moverte con una mayor inercia en Blasphemous II de la que lo hacíamos en su precuela. También se facilita ligeramente el avance, echando de menos la dificultad de ciertos niveles de la primera parte en los cuales el momentum y la precisión de tus movimientos eran claves para superar el desafío; como el ascenso en el área de nieve (donde el viento jugaba un papel importantísimo y molesto) o el del botafumeiro gigante.

A pesar de ello, podemos decir que el avance por los distintos niveles es muy satisfactorio. Goza de un gran componente backtracking fomentado por un conjunto de habilidades típicas en este tipo de juegos (doble salto, dash…); así como por una muy buena implementación de los poderes de las tres armas a la hora de descubrir el mapa. Esto es muy loable, ya que el mapa se convierte en un puzle para acceder a zonas secretas o conseguir objetos escondidos, resultando en un producto muy satisfactorio.

Veredicto, Ruego al Alba, Sarmiento y Centella

Una de las grandes sorpresas de Blasphemous II es poder elegir entre tres armas al inicio del juego. Veredicto, un incensario de guerra, con un ataque devastador a la par que lento. Sarmiento y Centella, un estoque y una espada, que destacan por su alta velocidad de ataques de bajo daño. Ruego al alba, una espada dentada, que si sitúa en un punto intermedio en cuanto a cadencia de ataque y daño, siendo el arma más equilibrada del juego.

Es importante saber que en Blasphemous II, a pesar de elegir sólo una al inicio, acabarás disponiendo de todas ellas dentro del primer tercio de la aventura, ya que cómo hemos dicho son indispensables para avanzar por ciertas partes del mapa. En este caso, las tres opciones a la hora de combatir son una maravilla, ya que nos permite adaptar nuestro combate al estilo que más nos guste. Incluso poder variar entre ellos dependiendo de los enemigos, ya que dependiendo de su número, su rango o tipo de ataque, puede ser más efectivo usar un arma u otra.

Por ejemplo, en situaciones que quieras avanzar rápido por el mapa, Veredicto es una delicia. Mucho rango y daño, además de la posibilidad de un golpeo doble si pillas un buen timing y posicionamiento. En otras, cuando tengas décimas de segundo para atacar y escapar, siempre es mejor usar a Sarmiento y Centella o a Ruego al Alba. Hay muchas variedades y posibilidades, incluso le da cierta rejugabilidad a Blasphemous II, sobre todo a la hora de enfrentarte a jefes, ya que con cada una de las armas tendrás que realizar un tipo de combate distinto para conseguir derrotarlo.

Todas ellas, al igual que lo fue Mea Culpa, tienen un árbol de mejoras y movimientos muy completo. En el resto atributos, todo se mantiene muy parecido en lo que respecta a la evolución del personaje (aumento de vida, curaciones..); con ciertos añadidos que sientan muy bien como los retablos, los cuáles puedes combinar y conseguir beneficios muy útiles como escudos o cierta invulnerabilidad momentánea.

Blasphemous II: menos Andalucía, más Metroidvanía

Antes hemos hablado de distintos enemigos y jefes. Ambos tienen una buena variedad al igual que en el primer Blasphemous, aunque caen en el recurso de meter el mismo modelo de enemigo con distinto color y nivel en zonas más avanzadas, no resultando algo molesto. Algo que si he echado en falta es un menor grado de gore en los mismos respecto a la precuela.

En general este juego es menos bizarro, y a pesar de que el contenido secundario es magnífico y te dará horas de diversión, se echan en falta personajes o adversarios más grotescos; que sí los hay, pero a mi parecer en menor grado y cantidad. Unido a que en Blasphemous II el toque andaluz no es tan fuerte, me quedo con la sensación de que esa esencia y personalidad abrumadora que tuvo el primero se ha diluido; aunque esto es una opinión muy subjetiva.

Para finalizar, Blasphemous fue uno de los pilares de los juegos que se consideran una mezcla entre Souls y Metroidvania. Ambos géneros siguen estando muy presentes en esta segunda parte, aunque el porcentaje de Metroidvania ha crecido y tiene mayor peso en la jugabilidad; siendo notable sobre todo en la construcción del mapa y el avance por el mismo, no encontrando además demasiados picos de dificultad.

Ha sido un placer volver a ponerme a los mandos del Penitente, y una satisfacción sacar todo el jugo que propone Blasphemous II, el cual (por suerte) se encuentra disponible en todas las plataformas. Además, personalmente confío en que este estudio seguirá trabajando en más contenido para Blasphemous II, cómo ya hizo con su primera parte, siendo esto un punto muy positivo. Lo considero una gran aventura y lo recomiendo al cien por cien, siendo uno de los mejores juegos que he completado durante este 2023.

Análisis: Blasphemous II, el retorno del Penitente
El control del personaje mejora muchísimo respecto al primera parteLas tres armas distintas dotan al combate de muchas posibilidadesBuen acompañamiento a la jugabilidad (ambientación, banda sonora...)
Ligera pérdida de esencia respecto a la precuelaNo demasiado difícil
7.9Nota Final