Desde su anuncio en septiembre de 2022, Wild Hearts ya se veía como una especie de «copia» de Monster Hunter, que aunque lucía espectacular, sí que es cierto que generaba ciertas dudas. No ha pasado mucho tiempo desde que fuera anunciado, hasta su reciente puesta a la venta y ya tras haber pasado varias decenas de horas con él, puedo afirmar sin miedo que lo nuevo de Koei Tecmo, bajo el sello de EA Originals, es más que una decente alternativa a la franquicia de cacería de Capcom.

Monster Hearts

Wild Hearts no se esconde, se inspira muy fuertemente en Monster Hunter y de hecho las comparaciones a lo largo de esta review van a ser constantes. Eso sí, como veremos más adelante, cuenta con un elemento propio muy original y diferenciador, que le hace brillar con luz propia, no limitándose solo en seguir la estela de MH.

Wild Hearts

Su planteamiento es casi un calco de MH. Asumimos un papel de un cazador anónimo venido de unas tierras lejanas hasta el territorio de Azuma, que rápidamente se convertirá en el héroe local. Una vez creado a nuestro personaje (mediante un completo editor) y superemos el extenso tutorial. Se nos soltará en la ciudad central del territorio, Minato. Desde aquí podremos aceptar toda clase de tareas secundarias, encargos, crafteos y hablar con los personajes.

La historia aquí no es más que una excusa para avanzar y seguir desbloqueando mecánicas y nuevas zonas. En ningún momento llega a ser interesante y pese a eso, resulta curioso como el juego está lleno de conversaciones (que en más e una ocasión se pueden tornar un poco chapa). Incluso en los encargos más simples, el NPC nos podrá llegar a soltar un rollo poco interesante antes de meternos en faena, es decir, salir a cazar. Y lo mismo sucede con la trama, bastante abultada de escenas y diálogos. Aunque por fortuna el juego llega incluso doblado al castellano, con un nivel aceptable, aunque sin grandes alardes (esto último es más bien culpa de esa trama tan poco interesante).

Como ya digo, la forma de proceder y avanzar en Wild Hearts es muy similar a la de MH, por lo que tampoco profundizaré mucho más en este apartado y me centraré en lo que realmente aporta como idea propia, los karakuri.

Karakuri – Una nueva capa de profundidad jugable

Si hay algo en lo que Wild Hearts se diferencia mucho de MH es en los «Karakuri». Se trata de una mecánica de construcción muy versátil y que nos va a permitir hacer auténticas virguerías, tanto en los combates, así como en la exploración. Su funcionamiento es muy sencillo, y aunque leyéndolo pueda parecer engorroso, una vez a los mandos, se torna absolutamente orgánico y fácil de usar.

Su uso en la exploración va desde crear tirolinas para salvar abismo, hasta crear una especie de parapentes con los que lanzarnos desde las alturas. También podremos hacer tiendas de campaña (que harán las veces de viaje rápido), todo tipo de muebles útiles o hasta máquinas que servirán de vehículos. Todas las construcciones que creemos, son permanentes y no desaparecerán entre partidas, pudiendo personalizar los terrenos de caza a nuestro antojo con atajos y dispositivos como torres de caza para localizar más fácilmente a nuestro objetivos.

Además, si entran otros jugadores a nuestra sesión para ayudarnos, podrán hacer uso de nuestros Karakuri o construir otros (pero nunca romper los nuestros) y lo mismo si somos nosotros quienes les visitamos a ellos. Por lo que ya podéis imaginar la de locuras que podremos ver al entrar a los mundos de otros jugadores.

Por su parte en el combate estos karakuri actuarán como elementos para darnos ventajas, asestar golpes demoledores o lanzarnos por los aires para atacar a los monstruos desde arriba (entre otras muchas cosas). Por ejemplo, si vemos que un enemigo va a realizar una carga, podremos construir una enorme barrera con la que se estampe y quede aturdido unos instantes o crear unos trampolines que nos impulsarán hacia arriba para luego caer en picado propiciando un golpe brutal… Arpones para inmovilizar cuando traten de huir, antorchas con las que prender con fuego nuestra arma, etc, etc.

Las posibilidades que te dan estos karakuri a la hora de combatir y explorar son variadísimas y conforme avanzamos en la trama van apareciendo más y más de estos útiles artilugios. Además, cuando se juega en cooperativo las opciones se multiplican, pues viviremos combates épicos en los que los jugadores usarán estos karakuri para lograr combos devastadores. Por ejemplo, uno pone la barrera para aturdir cuando el enemigo cargue, mientras que otro pone un mazo colosal donde el monstruo ha caído aturdido, asestándole un golpe demoledor. Y eso es solo un simple ejemplo de las muchas estrategias que se pueden llevar a cabo.

Por último, también hay que mencionar que todos estos karakuri se pueden mejorar mediante un árbol de habilidades, por así decirlo, que les otorgará nuevas funciones como hacerlos más duraderos, que hagan más daño o mejorar su rendimiento. Para ello deberemos invertir ciertos puntos que obtendremos en las cacerías.

Los Kemono, las presas a abatir

Los presas a abatir en Wild Hearts son los kemono, unos animales enormes y muy agresivos que vagan por los escenarios. Al igual que en MH habrá que rastrearlos y prepararse bien antes de hacerles frente, ya que no son nada sencillos de doblegar y pueden matarnos de un par de golpes si no andamos con ojo. Hay 20 tipos de ellos distintos (sin contar con los animales pequeños y medianos que vagan por ahí y que sirve para obtener recursos) y tienen varias fases de furia conforme les bajos restando su salud. Son bastante espectaculares, peligrosos y emocionantes de combatir, ya sea solos o en compañía (mejor en compañía, pues brilla mucho más el juego así).

Los escenarios son los suficientemente grandes e intrincados (muy similares en los de Monster Hunter World en tamaño), como para que nos tiremos en ellos bastantes horas explorándolos, cazando y recolectando recursos con los que mejorar nuestro equipo, así como una especie de «pozos mágicos» que deberemos ir mejorando también en diferentes ubicaciones del mapa, con lo que obtendremos un mayor número de construcciones de karakuri en dicha zona. Hay 4 de ellos, cada uno representando una estación del año, más un quinto que es el mapa «End Game».

También hay un equivalente a los Felyne de MH, y es un karakuri con forma esférica que nos acompañará a todas partes y que también nos prestará apoyo en combate, ya sea atacando, llamando la atención de los kemono o bien curándonos. Para mejorar sus prestaciones, deberemos encontrar a otros de su especie ocultos por los escenarios (hay 50 de ellos por cada región) que al mismo tiempo hacen la función de coleccionable.

Apartado técnico con mucho margen de mejora

Llegamos aquí al apartado donde sin duda más cojea Wild Hearts. Y es que pese a tratarse de un título exclusivo de la nueva generación y PC, visualmente dista mucho de ser nada de «next-gen». El juego luce un apartado gráfico que no es nada del otro mundo, con unas texturas que bien podrían tratarse de principios de la generación pasada. Llegando a verse incluso feo en según que lugares.

El diseño de los monstruos está bastante inspirado, sí, y de hecho incluso lucen muy bien en la distancia. Pero una vez los vemos de cerca, también se nota esa poca calidad en sus texturas, que bien podría haber sido un título con versiones para PS4 y Xbox One. Se salva algo en su iluminación, que en según qué momentos del día, puede dejar estampas bonitas. No obstante, en su conjunto no es nada que nos vaya a dejar con la boca abierta, sino todo lo contrario. Y lo mismo para los personajes de la historia, que se limitan a cumplir sin muchos alardes técnicos, con unas expresiones faciales un tanto encorsetadas.

No obstante lo peor de todo se lo lleva el rendimiento del título. Aunque nos es ningún portento gráfico, sí que sufre de constantes caídas de FPS en todas sus versiones. Llegando incluso a costarle mantener las 60 imágenes por segundo en PC’s de gama alta con gráficas de última generación de la serie 40 de Nvidia, por ejemplo. Aunque estos problemas ya son algo que sus desarrolladores conocen y han prometido parches que llegarán en cuestión de días para solucionarlos. Mientras que los sonidos y la música sí que rallan a un muy buen nivel.

Conclusión

Wild Hearts no está exento de errores, sin embargo desde ya se convierte en la mejor alternativa que hay actualmente en el mercado a la saga Monster Hunter.

Sí ya tienes muy quemados los títulos de Capcom, aquí vas a encontrar una nueva ración de cacería de bestias que además aporta ideas propias bastante originales como son los Karakuri, una suerte de maquinaria muy variada que nos van a abrir un sinfín de posibilidades a la hora de navegar por los escenarios, así como también en el combate contra los Kemono. Una vez los probéis, va a ser un elemento que vais a querer ver implementado en todos los juegos de este tipo de ahora en adelante. Nada más que por eso, ya merece la pena adentrarse en esta nueva propuesta de Koei Tecmo y EA.

Análisis: Wild Hearts
Los karakuri le dan una capa de profundidad a la exploración y al combate muy interesanteCon mucho contenido de salida y un plan para ampliarlo aún más sin coste adicional para el usuarioJugablemente está pulido y es muy divertido
Gráficamente deja mucho que desear para ser exclusivo de la nueva generación y PCProblemas de rendimiento bastante notables en el lanzamientoAunque la trama trata de ser un tanto densa con muchas escenas y diálogos, no llega a ser interesante en ningún momento
8.3Nota Final
Jugabilidad9.3
Apartado gráfico7
Apartado sonoro8.5