Mojiken Studio, los creadores de A Space for the Unbound, no son unos principiantes en esto de las aventuras gráficas. Aunque solemos pensar, de una manera simplista, que las aventuras se suelen desarrollar en occidente y en oriente hacen más bien visual novels, esto es más un tópico que nada. Trabajos anteriores del estudio indonesio incluyen el híbrido ente aventura y juego de objetos ocultos When the Past Was Around o el menos conocido She and the Light Bearer.
Con esto quiero decir que A space for the Unbound es una aventura que no solo resulta preciosa, emotiva y bien narrada, es también el producto de un buen diseño de puzzles y un entendimiento de los mecanismos del género que la hacen un placer de jugar pese a no tener una estructura abierta ni especialmente compleja. De momento, y a falta de mucho 2023 por delante, una de las aventuras y puede que uno de los indies del año.
A space for the Unbound, constumbrismo y magia
A Space for the Unbound nos traslada a la Indonesia rural de los 90, un ambiente totalmente reconocible por los referentes culturales comunes (cine, cómic, recreativos, un cibercafé, los matones del insti… vamos, lo típico de cualquier producto cultural de la época o que pretenda reflejarla y que resulta casi universal) y a la vez exótico para quienes conocemos poco el país, con su propio acervo cultural mostrado a través de multitud de detalles y lo que se viene a llamar narrativa ambiental.
Si bien uno de los objetivos del director e ilustrador del juego Dimas Novan era justamente recrear esos lugares de su infancia y adolescencia (influenciado por el fenómeno del llamado turismo de anime), no deja que esos localismos afecten al diseño, de forma que nos permite transportarnos a ese lugar y época de forma orgánica pero sin que nuestra falta de conocimientos sobre su cultura nos penalice a la hora de avanzar o entender lo que sucede.
En este sentido es obvia la influencia tanto del manga como del anime (la obra de Makoto Shinkai es un referente clarísimo) en la estética de A space for the Unbound pero también en la forma de utilizar el realismo mágico y en la forma de narrar. Con un ritmo que se toma su tiempo y adquiere la forma, por lo menos en los primeros capítulos, de un slice of life (recuentos de la vida). Esto implica una cocción más lenta del conflicto principal en favor de ahondar más en lo cotidiano y en los sentimientos de los personajes.
La historia, de la que prefiero hablar poco, se enriquece de este ritmo más pausado desde mi punto de vista (soy consciente de que no todo el mundo piensa igual) pero también es verdad que a veces puede caer en el exceso de misiones de recadeo alargando ciertos momentos de manera innecesaria. Esto pesa más por la ausencia de viaje rápido en el mapa, nos tocará recorrer las mismas calles una y otra vez de arriba a abajo, a veces con salidas de escenario cerradas por conveniencia narrativa que nos harán dar aún más vuelta.
Lo que sí me parece digno de mención por parte de A Space for the Unbound es en el tratamiento de temas tan difíciles de abordar (y a la vez tan de moda en los juegos indie) como la depresión, la ansiedad, los traumas y vivencias que nos convierten en quienes somos, el paso a la edad adulta… Creo, sinceramente, que pocas veces en este medio se ha conseguido reflejar la depresión de una forma tan profunda y, a la vez, honesta.
El libro rojo de Atma
Lo que empieza como una historia costumbrista sobre la pareja protagonista, los adolescentes Atma y Raya, va sumando elementos sobrenaturales hasta llegar a un clímax épico y realmente emotivo. Al principio se tratará del libro rojo de Atma, el cual no solo tiene un gran significado a nivel narrativo, también mecánico y hasta como elemento metanarrativo.
Permitid que me detenga en el libro porque me parece un ejercicio muy interesante de diseño. Como digo, no solo es un elemento esencial en la historia sino también la herramienta que usará Atma para poder realizar la llamada inmersión. Esta mecánica nos permitirá introducirnos en la mente de muchos personajes que habitan el pueblo de Loka (no pun intended), lo que normalmente nos obligará a solucionar puzzles entrando y saliendo de ese plano mental al físico.
Esta mecánica permite que A Space for the Unbound dote de profundidad a muchos de sus personajes, haciéndonos partícipes de sus miserias y alegrías. No evita tampoco los dilemas éticos derivados de manipular sus psiques. Como digo, el tratamiento de los problemas emocionales y psicológicos se enfocan con sensibilidad y metáforas visuales muy interesantes.
El libro rojo también es por donde accedemos al mapa, la lista de objetivos, coleccionables, inventario y nos permite recopilar hojas de un cuento inacabado que, por supuesto, se relaciona con la historia de la pareja protagonista. Este rollo meta funciona excepcionalmente bien excepto, quizás, por una lista de objetivos innecesaria. En realidad hay dos listas de objetivos, una para el jugador y otra de los protagonistas que enriquece la narrativa sin resultar intrusiva.
Si bien el diseño de puzzles no es el principal atractivo de A Space for the Unbound, el gimmick del libro (y otros posteriores que no desvelaré) permite variedad de puzzles y situaciones que, pese al mencionado exceso de recadeo, resulta estimulante e integrado en la historia. Averiguar cosas del pasado para poder hacer cambiar de opinión a un personaje del presente, recoger pruebas para solventar “juicios” que suceden en la mente de algún personaje, el típico uso e intercambio de objetos, averiguar contraseñas, puzzles de diálogo y deducción…
Como digo, pocos puzzles sorprendentes (aunque alguno hay que me ha gustado especialmente) y tocar todos los lugares comunes del género, hasta los menos agradecidos como las contraseñas. Por suerte nos libramos de los típicos puzzles de tablero que tanto cortan el ritmo en aventuras de este tipo.
De lo que no nos libramos son los miniuegos. Tenemos momentos de sigilo, demasiadas peleas que se solventan con QTE (al final se me hizo un poco cansino) y otras situaciones que se solventan con pequeños retos de habilidad. En general resultan sencillos de solventar pero pueden resultar problemáticos para quiénes se acercan al género por querer evitar este tipo de retos físicos. En mi caso no han resultado molestos excepto el exceso de luchas.
La banda sonora me ha flipado, que puedo decir. Muchos ya sabéis que mis conocimientos de música son limitados pero las composiciones de Masdito Bachtiar son de las que me ponen los pelos de punta. No solo es un factor esencial a la hora de dar todo el empaque emocional de A Space for the Unbound, es de las que te pondrías a escuchar una y otra vez de lo bella que resulta. Además, desde la última actualización ya lo podemos disfrutar en español.
En conclusión
Podría seguir escribiendo sobre mil detalles que me resultan interesantes de A Space for the Unbound pero ni tengo el tiempo ni seguramente tengáis las ganas de leer un tochazo de 5000 palabras. La idea que intento trasmitir es clara, estamos ante una aventura que merece todas las alabanzas que ha recibido, una obra con mucho que transmitir y cuyos elementos trabajan en conjunto para conseguirlo. Un juego realmente bello en todas las acepciones de la palabra.
Además puedes acariciar y poner nombre a todos los gatos que te encuentras por la calle: GATY 2023 (perdón).
A Space for the Unbound está disponible en Steam, GOG, Epic, Switch, PS4/5, XBOX.
Hemos realizado este análisis en PC con una clave proporcionada por Chorus Worldwide.