Para mi primera incursión en esta nueva aventura para con la web que estáis visitando, he elegido el último título que he terminado: The Evil Within. Corría el año 2005 cuando Shinji Mikami dirigía su último juego para Capcom, Resident Evil 4. Dispuesto a darle un nuevo aire a su saga, puso de su parte todo lo que daba de sí para hacer de su última creación una obra digna de admiración por cualquiera. En sus planes estaba que el título fuera exclusivo de la 128 bits de Nintendo, acuerdo que finalmente Capcom no respetó acordando un port a la exitosa PlayStation 2, como era lógico después de sacársela y arrasar frente a su competencia, hecho que al bueno de Mikami no le sentó nada bien y desembocó en su salida de Capcom.
El resto ya lo conocéis, la franquicia Resident Evil a la deriva durante cerca de una década y un relevo en cuanto a relevancia en el género del terror en la generación inmediatamente posterior, en la que juegos como Dead Space o este The Evil Within que nos ocupa, tomaron el testigo de la mítica saga de zombies de Capcom. Como buen sucesor de Resident Evil 4 Puesto que el artista detrás de la obra publicada por Bethesda es el mismo que creó e hizo crecer la saga RE, las similitudes son obvias, tratándose del auténtico Resident Evil 5 de la evolución natural si tomamos como punto de partida la cuarta entrega de la mítica saga Biohazard (al menos en cuanto a estilo y concepto).
Así las cosas, en Octubre de 2014, con las consolas PS4 y Xbox One bien asentadas (habían salido casi un año antes) salía este The Evil Within (Psychobreak en Japón) como un título intergeneracional (vemos que esta práctica no es original de los tiempos que corren), tanto para PS3, Xbox 360, PS4 y Xbox One.
HISTORIA
En The Evil Within encarnamos a Sebastián Castellanos, un inspector que, estando de ruta con sus compañeros Joseph Oda y Juli Kidman, ve como el policía que los estaba trasladando recibe una llamada de emergencia a su coche patrulla, lo que origina que tengan que desviarse para acudir inmediatamente al Hospital Psiquiátrico de Beacon. Una vez allí se dan cuenta de que dicho lugar ha sido escenario de una cruenta carnicería y al acudir a las cámaras de seguridad son testigos de una escena escalofriante en la que presencian varios asesinatos de forma que escapa a toda lógica, pero al levantar la vista del monitor se dan cuenta de que asesino está frente a ellos y les hace caer inconscientes… tras lo sucedido despertamos en una especie de matadero a la espera de ser ejecutados por un tipo enorme que al parecer se dedica a desmembrar cuerpos… y hasta aquí puedo leer.
Si bien es cierto que la historia es interesante, quizás peca de ser demasiado pretenciosa, siendo liosa en exceso, dejando las cosas a medio explicar y las que termina explicando dan la sensación de «tanto pa esto?» haber tratado de ser demasiado grandilocuentes.
Por otro lado, los personajes de The Evil Within son muy planos y los giros de guion son muy previsibles, oliéndose la tostá viéndose venir casi desde la primera secuencia (en un caso muy concreto de vuelta de tuerca que te pretenden vender hacia el tramo final de The Evil Within).
A pesar de todo esto, que quede claro que la trama está muy bien y siempre te deja con ganas de saber más.
APARTADO TÉCNICO/ARTÍSTICO
Lo primero que hay que recalcar (y de hecho llama la atención nada más empezar) es la fantástica ambientación del título, metiéndonos de lleno en una película de terror al más puro estilo Stephen King (véase It, por ejemplo) en la que lo real se mezcla perfectamente con la paranoia para no terminar de saber qué está sucediendo realmente y qué está en la mente de nuestro protagonista, pero queda muy claro (al igual que en las obras de este fantástico escritor) que la muerte es la muerte indistintamente de en qué plano de la «realidad» muramos. Esto ocasiona que The Evil Within sea por momentos caótico pero realmente original e imprevisible, amén de grotesco, gore, tenebroso y realmente inquietante.
Si hablamos del apartado gráfico de The Evil Within ahí la cosa va más justilla. Este título se lanzó con las consolas PS3 y Xbox 360 en mente, pero a pesar de lo tardío de su lanzamiento, si bien es un juego con un apartado gráfico decente, no deja de ser muy del montón, no brillando especialmente en ningún momento.
Otra cosa que salta mucho a la vista es la cantidad ingente de rascadas que sufre el título constantemente, y eso que lo he jugado en Xbox One, versión más estable que la de PS3 y 360, pero que no termina de aportarle el músculo necesario, imagino que por falta de optimización.
El apartado sonoro y musical de The Evil Within es harina de otro costal. Hablamos de una obra que roza la excelencia, con un apartado sonoro que te mantiene todo el rato con el culillo apretao vello de punta, sintiendo escalofríos y transmitiendo constantemente una sensación de tensión que en ocasiones queda en nada y transmite una sensación difícil de explicar de «ya ha pasado todo» y en otras va in crescendo hasta desembocar en auténticas carnicerías, esto cuando no tenemos que huir como cobardes de alguna situación en la que está claro que estamos a la merced del monstruo/psicópata de turno y no podemos hacer otra cosa que echar el peíllo correr todo lo posible para escapar como sea.
APARTADO JUGABLE
The Evil Within es un juego de terrror muy al estilo de Resident Evil 4. El título se nos presenta como un juego de acción en tercera persona con la cámara al hombro, en el que contamos con un variado arsenal para defendernos. En este sentido la cosa se siente muy al estilo de la saga Resident Evil, concretamente de entregas como Code: Veronica, en las que la munición era suficiente si se gestionaba bien pero exigía que fuéramos eficaces usándola, ya que no abundaba tanto como para ir desperdiciándola.
Además de las secciones de acción, otra de las bazas que presenta este título es el uso del sigilo, tanto para matar enemigos sin ser descubiertos (opcional) como para avanzar por ciertas secciones de The Evil Within en que el uso de éste es imprescindible para seguir con vida.
Los escenarios de The Evil Within, generalmente pasilleros, tienen secciones como de arena, en espacios semi-abiertos, en los que habrá que sobrevivir a oleadas de enemigos, exigiéndonos que sepamos mantenernos en movimiento para ir ganando posiciones en las que tengamos cierta ventaja táctica.
Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, The Evil Within está repletito de coleccionables, puzzles (no demasiado complejos que que ahí están) y trampas, tanto para caer en ellas como para desactivarlas y aprovechar los recursos o utilizarlas contra los enemigos.
OPINIÓN
The Evil Within ha resultado ser una grata experiencia, con sus luces y sombras, sobre todo teniendo en cuenta de quién anda detrás del proyecto, esperando un título que rozara la excelencia y desembocando en un juego bueno pero del montón.
Con todo ello, lo cierto es que me lo he pasado muy bien jugando a este título y ha logrado su propósito, agobiarme hasta conseguir que en más de una ocasión tuviera que descansar porque estaba acojonao estaba estresándome más de la cuenta gracias a la genial atmósfera y el trabajo envolvente que consigue su apartado sonoro.
Si eres fan de los juegos de terror no te lo puedes perder, pero acércate a él sabiendo que no es un juego top de esos que te van a hacer volverte loco, no marca un antes y un después ni lo pretende, pero al César lo que es del César, como experiencia de terror cumple de sobras.