Jugar a Resident Evil Village me trajo la nostalgia de ese terror de la saga y lo mal que lo pasaba con el suspense y el terror hace años. La cuestión es que, Harvest Hunt quiere transmitirte eso mismo, pero con la mecánica roguelike e inspirado en un pueblo lleno de suspense y miedo.
Esto es Luna Nova, un pueblo olvidado enclavado entre pantanos turbios y un denso follaje agrícola. Eres su Guardián y eres responsable de mantener a tu gente a salvo del cruel Devorador, la monstruosidad residente de Harvest Hunt. Si te gusta todo lo que te estoy contando, puedes añadir el juego a tu lista de deseados de Steam, o incluso probar la demo que está disponible en la plataforma de Valve.
Sigilo más roguelike y terror, así es Harvest Hunt
Combinando los tropos del juego roguelike de Slay the Spire con un horror de supervivencia puro y sin adulterar similar al clásico Resident Evil, tendrás que combinar sigilo, estrategia y peleas a la antigua usanza para proteger a Luna Nova en Harvest Hunt. Fabricarás tus propias armas improvisadas y adaptarás tu mazo a tu estilo de juego, pero no te sientas demasiado cómodo, porque tu carrera será diferente cada vez.
La toma de decisiones estratégicas y la adaptabilidad son la clave para la supervivencia. Robar las cartas puede traer habilidades de otro mundo, buena suerte y modificadores que afectan tanto al entorno como al Devorador. Construye un mazo adaptado a tus puntos fuertes y a los desafíos que te esperan. Ten cuidado cuando la luz de la luna ilumina los densos campos de maíz, ya que cada noche trae nuevos horrores a los que enfrentarte.
Desde los sonidos sobrenaturales del Devorador hasta el entorno no lineal de Luna Nova, sumérgete en una atmósfera escalofriante. Piérdete en la oscuridad mientras te arrastras por densos campos de maíz, sin darte cuenta de lo que hay en las sombras listo para atacar.
Periodista, escritora y curiosa. Detrás de cada afición y de cada hobby, siempre han estado presente los videojuegos en su vida. Comenzó conociendo los orígenes con una Atari 2600 y descubriendo la edad de oro del software español en un auténtico 8 bits con un Amstrad Cpc 464.