Desde hace mucho tiempo los jugadores nos hemos acostumbrado a la idea de que si lo que buscamos es que nos sorprendan con una fresca y original propuesta hay que buscarla en el mundo de los juegos indies, por lo general más atrevido y abierto a explorar experiencias nuevas sin las ataduras de un gran presupuesto y una junta de accionistas a la que contentar, pero siempre con el riesgo de no destacar lo suficiente como para llamar la atención de un enorme y sobre dimensionado mercado.
Y justo es eso lo que hace este Moncage, opera prima del pequeño estudio indie Optillusion, intentar sorprendernos con una innovadora aventura repleta de puzzles y acertijos basados en la perspectiva y las ilusiones ópticas.
Contenido
Una perspectiva muy atractiva
Para empezar, y probablemente uno de los mayores atractivos de Moncage, toda la aventura transcurre en la figura geométrica de un cubo, o mejor dicho, en sus diferentes lados o caras. Según vamos avanzando se nos irán presentando distintos escenarios y acontecimientos en cada una de las caras del cubo, teniendo que interactuar entre ellas, girando la cámara y jugando con las diferentes perspectivas, para combinar objetos, resolver los rompecabezas y que de esa manera se sigan desplegando nuevos escenarios con los que interactuar.
Sin duda un punto de partida novedoso e interesante para lo que viene a ser una aventura narrativa de puzzles y que ciertamente atrapa y funciona. Me atrevería a decir que nunca antes se había usado con tanto acierto el juego de cámaras, las perspectivas y las ilusiones ópticas en un videojuego, o al menos nunca de manera tan recurrente porque al fin y al cabo todo en Moncage gira en torno a esa única idea, girar la cámara para conectar objetos de dos o tres lados del cubo para provocar acontecimientos que van cambiando los escenarios de esos mismos lados del cubo.
Sencillamente magistral
En una vuelta de tuerca al concepto, los acertijos no se limitan simplemente a combinar objetos sino que lo que va sucediendo en cada escenario, o cara del cubo, cobra su debida importancia y tendremos que jugar también con ello. Los efectos del paso del tiempo en Moncage, si es de día o de noche, verano o invierno, modificará los escenarios y los objetos a la hora de combinarlos de forma adecuada. De igual modo, si interactuamos con una palanca o apretamos un botón en un escenario, esa acción podrá tener consecuencias en otro lado del cubo o en varios al mismo tiempo.
Sin duda un más que interesante y novedoso concepto que no solo conseguirá sorprender al jugador más experimentado, sino que además será capaz de meterlo en más de un aprieto con unos puzzles y enigmas que no siempre resultarán evidentes. De hecho, Moncage tendría una dificultad bastante aceptable si no fuera porque en cierto modo los desarrolladores han optado por hacerse trampas al solitario introduciendo un modo «pistas» donde se incluye, si el jugador así lo quiere, diferentes indicaciones para saber cómo seguir avanzando e incluso un vídeo con la solución paso a paso de lo que hay que hacer en cada rompecabezas.
Seguramente una auto impuesta concesión al jugador más inexperto porque al fin y al cabo estamos hablando de un título sencillo y amable, de corta duración y claramente orientado a un público amplio y ocasional.
Una historia en segundo plano
Por otro lado, la supuesta parte narrativa de Moncage, al fin y al cabo se nos está intentando contar una historia, deja a mi entender bastante que desear. La idea es que podamos seguir la trama a través de los diferentes escenarios y de unas fotos que vamos encontrando en ellos, pero lo cierto es que, desde el inicio y diría que hasta el final del título, el jugador va resolviendo los enigmas sin saber por qué lo hace o la motivación real para hacerlo, lo cual, más allá de lo acertado y novedoso de la jugabilidad de la aventura, impide, o dificulta en gran medida, que terminemos de conectar del todo con Moncage.
Ignoro si se debe a la falta de medios o por una decisión creativa, pero pienso que una mejor narrativa, menos críptica y menos ambigua, le hubiera venido estupendamente bien a Moncage. Y no es que un juego de puzzles necesite necesariamente de una narrativa, pero ya que se opta por ella, mejor haberlo hecho bien o cuando menos de otra manera.
Conclusión
Visualmente la aventura resulta agradable, con un estilo pulcro y ameno, pero sin grandes pretensiones, al igual que ocurre con una más que discreta, aunque correcta, banda sonora. Moncage es MÁS QUE RECOMENDABLE para los exploradores de experiencias nuevas, los amantes de los rompecabezas y los fervientes adoradores del cubo. ALEJARSE como alma que lleva el diablo los jugadores más conservadores, lo más miopes y los que se agobian con todo lo que no sea el tres en raya.
Hemos realizado este análisis en PC con un código proporcionado por Optillusion.