Análisis: Pathfinder Wrath of the Righteous

Análisis: Pathfinder Wrath of the Righteous

Análisis: Pathfinder Wrath of the Righteous

Si algo tengo claro con respecto al género CRPG es que actualmente y desde hace ya unos cuantos años, está viviendo una nueva edad de oro que me atrevería incluso a afirmar que está muy por encima de la vivida allá por los tiempos de los Baldurs Gate’s de BioWare. Son muchos los juegos (convertidos ya en franquicias con varias entregas a sus espaldas), Divinity: Original Sin, Wasteland, Pillars of Eternity o el que hoy nos ocupa aquí, Pathfinder Wrath of the Righteous, secuela de Pathfinder: Kingmaker, una nueva entrega que viene con las ideas claras, coger todo lo bueno del primero (que no era poco) y expandirlo aquí hasta límites insospechados. Y desde ya lo digo; ¡Vaya si lo consigue!

Contenido

La Ira de los justos

En Pathfinder Wrath of the Righteous volvemos a encontrarnos un CRPG colosal, tanto en tamaño, como en duración, cargado de posibilidades jugables con nada menos que más de mil hechizos y habilidades de combate con el que dar rienda suelta a nuestra creatividad para hacernos la clase que deseemos. No os voy a mentir, para conocerte al detalle todos los entresijos de las reglas de Pathfinder casi que vamos a necesitar hacer un master, sin exagerar.

No obstante, al mismo tiempo tiene tantísimos tutoriales explicativos y opciones para adaptar la dificultad y complejidad a nuestro gusto, que también es uno de los CRPG’s más accesibles de cuantos hay. En el que incluso vamos a poder optar, con solo pulsar un botón, por dos sistemas de combate diferentes, uno a tiempo real con pausa, el clásico de toda la vida en este género, y otro por turnos al estilo Divinity: Original Sin. Por lo tanto, que nada os eche para atrás a la hora de darle una oportunidad, porque ya sea que busquéis un desafío, una historia fascinante sin complicaciones o ambas cosas, aquí todo el mundo va a tener cabida.

Análisis: Pathfinder Wrath of the Righteous

La historia nos lleva hasta La Herida del Mundo, un territorio en el que se ha abierto una enorme brecha hacia el abismo, dando como resultado el libre paso de los demonios hacia el plano terrenal de Golarion. Durante años, las Cruzadas han tratado de repeler a los invasores de vuelta al infierno, sin embargo todas han resultado en vano… Ahora, apunto de comenzar la Quinta Cruzada, hay una variable que lo cambiará todo, nosotros.

La historia de Pathfinder Wrath of the Righteous puede parecer la típica, incluso hasta podría compararse con la de Diablo. Pero os puedo asegurar que se sigue con muchísimo interés y ya no solo por la historia en sí misma, sino por la infinidad de variables que se pueden dar en la misma gracias a nuestro poder de decisión a cada paso que damos de la aventura. Las decisiones van a ser una constante durante toda la partida y la gran mayoría de ellas van a cambiar de forma más que palpable el devenir de los acontecimientos. Pese a mis años de experiencia con este género, desde luego puedo dar fe de que en este título las decisiones no son una mera elección que cambien cuatro cosas y ya está, a seguir adelante… De eso nada.

Aquí cada decisión importa, personajes van a morir o vivir, territorios van a ser de una forma o de otra según lo que hayamos elegido. Vamos a poder ser todo lo bondadosos que podamos imaginar, un vil ser despreciable sin ningún remordimiento o valor por la vida, un embaucador capaz de engañar sin ningún tipo de vergüenza o tal vez queramos ser un poquito de todo eso. Deseemos lo que deseemos, el juego ya os digo que os va a dar multitud de formas sorprendentes de resolver cada situación y eso es algo que considero la mayor clave a la hora de considerar un CRPG bueno u sobresaliente. Por que sí, combatir está bien, pero si luego nos llevan de la mano y no hay apenas libertad para nada en lo argumental, es como el típico globo que se deshincha.

Pathfinder Wrath of the Righteous

Por si fuera poco, a todo ese cóctel hay que añadir la presencia de nuestros acompañantes. Los cuales van a dar muchísimo juego también en toda esta cruzada por La Herida del Mundo. Y no hablamos de simples compañeros sin apenas personalidad que solo están ahí para dar apoyo en el combate y soltarte la chapa sin más, para nada. Todos y cada uno de ellos cuentan con unas personalidades muy bien marcadas, con valores personales propios que entrarán en conflicto ya sea entre ellos mismos o incluso con nosotros según actuemos. Y por supuesto tienen sus propias historias personales.

Algunos son mejores que otros, sí, pero ninguno decepciona y más de uno te podrá contra las cuerdas en no pocos momentos. Tienen una personalidad arrolladora y logran hacernos sentir toda clase de emociones hacia ellos y solamente por eso ya son mucho más que las gran mayoría de «acompañantes» de otros juegos de rol.

Sendas Míticas

Análisis: Pathfinder Wrath of the Righteous

Una de las grandes novedades que introduce Pathfinder Wrath of the Righteous son las llamadas Sendas Míticas. Llegados a cierto punto del juego y por razones argumentales, se nos dará la posibilidad de elegir entre una de las muchas senda míticas (10 en total) ¿Nos decantaremos por ser un Ángel para luchar con el poder de la luz? ¿O tal vez decidamos ser todo lo contrario? Un demonio para darles de su propia medicina a nuestros enemigos… ¿Y si elegimos ser un Liche que comande legiones de no muertos?

Esta no será una decisión baladí, puesto que además de muchas y muy buenas habilidades nuevas, las sendas míticas también marcarán el devenir de nuestro personaje, así como abrirán un montonazo de opciones argumentales únicas. Las cuales solo estarán disponibles para la senda que hayamos elegido o el cómo nos perciba el entorno a nuestro alrededor, ya que no será lo mismo ser un Ángel y que todos nos profesen devoción, que ser un Liche que resucita a los muertos, pudiendo incluso resucitar a personajes de la trama ya fallecidos para que luchen por nuestra causa bajo nuestro yugo.

Comandando nuestra Cruzada

Análisis: Pathfinder Wrath of the Righteous

Llegamos aquí al punto que desde luego me ha parecido el más flojo de todo el juego, la gestión de la Cruzada. Sin en Pathfinder: Kingmaker teníamos la posibilidad de gestionar una baronía, en esta ocasión se trata de una Cruzada, es decir, a nuestro propio ejército. Lo cuál se traducirá en dos puntos bien diferenciados, la gestión y el combate.

Por una parte gestionaremos nuestros recursos desde nuestra fortaleza, pudiendo tomar decisiones que nos reportarán diversos tipos de recurso o fondos, así como diferentes tipos de unidades. Habrá que reclutar comandantes, tropas etc. Mientras que por otra parte a la hora de luchar moveremos fichas por un tablero en pos de dirigirnos hacia donde están situadas las de los enemigos y una vez alcanzadas se iniciará un combate por turnos no demasiado profundo y en el que todo consistirá en atacar o usar diferentes tipos de habilidades hasta derrotar a todos los contrincantes.

Análisis: Pathfinder Wrath of the Righteous

Lo malo de todo esto, es que no es demasiado profundo en sus mecánicas, pero si bastante tedioso em el sentido de que se llega a hacer, bastante rápido además, muy tedioso, cortando mucho el ritmo y alargando de manera muy artificial un juego que ya de por sí es larguísimo, con una campaña que pasa de las 100 horas de juego y que puede llegar a las casi 200 si queremos ver todo lo secundario que tiene que ofrecer (sin contar nada de esto de la la gestión de la cruzada).

Por fortuna, podemos activar un modo automático que nos eliminará de un plumazo todo este tedio, olvidándonos por completo de tener que gestionar nada, ni de liberar territorios de los enemigos con mediante esos combates tan poco inspirados. En mi opinión, recomendaría a casi todo el mundo por optar por este modo automático y para centrarse en lo que de verdad se disfruta de este título, su historia.

Conclusión

Con Pathfinder: Wrath of the Righteous, Owlcat Games no solo ha logrando un juego mucho más redondo que su predecesor, sino que además ha creado un CRPG colosal, con posibilidades jugables y opciones argumentales casi infinitas. Se trata de un juego, que pese a que no nos cuente una historia nada rompedora, tiene en su haber un elenco de personajes principales y secundarios realmente carismáticos, con posibilidades por doquier a la hora de resolver una misma situación (ya sea de conflicto o diálogo), rejugable y largo hasta decir basta y que además podemos hacerlo todo lo fácil y accesible o difícil y desesperante que queramos gracias a su multitud de opciones de dificultad. Para quien escribe estas líneas es un imprescindible de este género, a la altura de obras como Divinity: Original Sin 2 o los legendarios Baldur’s Gate de BioWare.

Disponible en PC, PlaySation y Xbox con una muy buena adaptación del control al gamepad.

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