No, I’m Not a Human es un juego indie desarrollado por Trioskaz y lanzado al mercado el pasado 15 de Septiembre de 2025. Este juego nos sitúa en un mundo apocalíptico en el que el sol está a punto de explotar y cada vez brilla con más intensidad. Además, del suelo han comenzado a surgir unos extraños seres que imitan el comportamiento de los humanos y que son llamados «Visitantes». Esta es una guía para desbloquear el final de la secta.
También puedes descubrir cómo conseguir otros finales como el final de la AFAE, el final del mundo de las setas, el final «abraza la muerte» o el final más bizarro de I’m not a Human.
La Secta de No, I’m Not a Human
Durante nuestra partida nos podemos encontrar con «el culto de la muerte«, esta es una secta creada desde la aparición de los visitantes. El personaje más característico de esta es el sacerdote. Este es un personaje que no podemos dejar entrar a nuestra casa y que su único propósito es completar un ritual del que el jugador será partícipe. Este personaje aparecerá por primera vez llamando a nuestra puerta y nos encomendará la misión de cuidar de sus «peones de la muerte».

Debemos asegurarnos de que estos tres misteriosos peones entren nuestra casa. Estos se alojarán en nuestra sala de estar. Podremos hablar e interactuar con ellos, incluso examinarlos para saber si estos son visitantes. Para conseguir este final debemos asegurarnos de que estos tres peones sobrevivan hasta que el sacerdote aparezca en nuestra puerta de nuevo. Para ello tendremos que estar atentos a que ningún visitante entre a nuestra casa y que la AFAE no se los lleve.



Si hemos conseguido que estos sobrevivan hasta la segunda aparición del sacerdote este le ofrecerá al protagonista unirse a «el culto de la muerte». En este diálogo debemos aceptar la propuesta y unirnos a la secta, lo que desencadenará la cinemática final. En esta cinemática descubriremos que el protagonista es el sacrificio del misterioso ritual que está secta quiere llevar a cabo, siendo la última frase de este final la siguiente: «Ellos no oraban por los vivos. Tal vez sus plegarias al fin fueron escuchadas, y el mundo se calló».




