Análisis: Shadow Labyrinth

Análisis: Shadow Labyrinth

Shadow Labyrinth es el nuevo Metroidvania de la compañía del mítico Pac-Man. Descubre sus bondades en nuestro análisis.

Shadow Labyrinth: recuperando a Pac-Man

Cuando empecé a tener noticias de este Shadow Labyrinth, con el que Bandai Namco rescataba del recuerdo de los arcades de los 80 a un cada vez más secundario personaje como Pac-Man, para hacerlo partícipe de un juego a priori alejado de su entorno natural -los llamados maze videogames– y coprotagonizar un Metroidvania donde hoy existe tanta -y buena- competencia, he de reconocer que me entraron las dudas, y lo dice uno que creció con la serie original de animación de los 80 dedicada a este icono pop.

Las dudas, por suerte, se han desvanecido una vez empezado a jugar. El protagonista es el Espadachín número 8, el cual empieza su periplo en un planeta perdido recuperando la consciencia dentro de un cuerpo extraño y andrajoso. Lo primero que ve es una bola metálica que le da consejos sobre cómo sobrevivir y abrirse paso. PUCK, que así se llama el autómata, poco a poco se convertirá en el indispensable para ayudar al Espadachín y potenciar sus habilidades, aunque sus verdaderas motivaciones y la intrahistoria no están claras.

Análisis: Shadow Labyrinth

«Eat or be eaten»

Si conoces la serie de Amazon de la cual os hablamos hace unos días, Secret Level, reconocerás en el capítulo 6 los cimientos de este Shadow Labyrinth. En realidad este episodio fue ingeniado para promocionar el juego en su inminente 45 aniversario aunque que por aquel entonces no había sido anunciada ninguna nueva entrega. Lo que parecía una prueba de concepto o un simple corto independiente sirve en realidad de prólogo y base de la historia.

Shadow Labyrinth es un juego de aventura y acción en 2D como muchos otros Metroidvanias. Explorando las zonas hacemos avanzar a nuestro Espadachín, quien poco a poco irá mejorando tanto sus capacidades físicas como su arsenal. La mecánica base del juego es la de recoger el dinero de los cadáveres y conseguir nuevas mejoras como incremento de salud, más fuerza o gadgets que habilitan nuevos movimientos y agarres, aunque el número de mejoras equipadas está limitado y se nos obligará a seleccionarlas sabiamente.

También se pueden conseguir nuevos objetos simplemente siguiendo la historia, derrotando a final bosses o encontrando a determinados personajes por el mapa que nos otorgarán algún que otro poder extra y opcional. Entre otros, ser capaces de absorber los enemigos derrotados para extraer sus huesos, caparazones o garras imprescindibles para conseguir los niveles avanzados de mejoras en las tiendas.

Análisis: Shadow Labyrinth

En determinados momentos, y una vez conseguida esa nueva capacidad, el Espadachín número 8 puede convertirse en G.A.I.A., una especie de robot gigante que durante unos segundos y en función de una barra de energía decreciente puede ocupar toda la pantalla y repartir a diestro y siniestro, especialmente con enemigos grandes. Eso sí, a costa de perder toda clase de agilidad, un recurso para terminar enfrentamientos cuando queda poca vida.

Paciencia

Uno de los mayores defectos de Shadow Labyrinth es su ritmo de entrada. Las primeras horas -me atrevería a decir que hasta la fase del «Árbol altísimo»– el juego resulta algo repetitivo y puede llevar a engaño a los jugadores más experimentados. Tranquilidad, una vez pasada esa «fase de entrenamiento» empiezan a caer esas esperadas mejoras, y cuando se adquiere el doble salto y la capacidad de agarre en determinadas plataformas cobra sentido volver atrás y rejugar determinadas zonas en un principio inaccesibles.

Desde el punto de vista técnico, y siendo Bandai Namco quien está detrás del juego, aprovechando el tirón de su entrañable y emblemático héroe Pac-Man hubiese deseado un apartado artístico espectacular, casi echar el resto para homenajear al mito de las salas recreativas junto a Tetris y Street Fighter, y si bien el diseño de los enemigos me ha encantado, el mapa general del juego se me antoja simplemente correcto y hasta a veces desaprovechado y poco detallado. Una lástima porque en general el motor 2D es muy robusto y suelto, sin ralentizaciones ni problemas de rendimiento.

Otro punto que no me ha convencido es la definición de las «hit boxes», esas regiones cuadradas en los juegos 2D que estipulan si tu ataque impacta o no en un sprite enemigo. Especialmente me ha contrariado en enemigos voladores, suspendidos en el aire o detrás de una barrera, donde se me ha obligado a enfrentarme a descubierto porque la táctica conservadora de atacar desde la distancia no me ha funcionado. En cualquier caso esto no empaña en absoluto su amplia acción de movimientos y ataques, que es realmente buena.

Rescatando a Pac-Man

La gran incógnita del juego es saber cómo el desarrollador ha logrado encajar a PUCK (Pac-Man) en un juego tan a priori diferente, y he de reconocer que PUCK tiene sentido gracias a su papel de secundario de lujo, tanto en los momentos en los que activamos las barras metálicas por las que debemos hacerlo avanzar, como en las fases de bonus en las que pasamos a tener el control absoluto como si de una partida del Pac-Man Championship Edition se tratase.

Análisis: Shadow Labyrinth

Su control es totalmente diferente, semejante al arcade original, en donde podemos subir paredes pegados a la barra, realizar un ataque giratorio o saltar a otra barra. Probablemente este sea el mayor atractivo del juego, combinar esos momentos PUCK con la acción del Espadachín, ya que no se trata de fases separadas sino diferentes situaciones dentro de un mismo contexto lineal, especialmente en los enfrentamientos con los jefes finales en los que hay que aprender el patrón de ataque, esquive y vulnerabilidad para beneficiarnos del entorno y usar a PUCK para esquivar o moverse rápidamente.

Precisamente temporizar ese esquive es la clave del éxito. En general la mayoría de zonas van de aprender los tipos de enemigos, sus patrones de ataque, si es mejor saltar o esquivar y estar pendiente de las barras de vitalidad y energía, especialmente con los jefazos, los cuales tienen un medidor de aturdimiento para, llegado el momento, atacar con todo o incluso invocar a G.A.I.A.

Análisis: Shadow Labyrinth

Conclusión

Es cierto que en el género hoy día hay grandes representantes, y que por tanto cualquier carencia, por pequeña que sea, puede perjudicar en favor de otras alternativas. Creo que es importante fijarse en qué ofrecen los demás para valorar este Shadow Labyrinth, y aparte del ya mencionado ritmo de entrada, una vez desbloqueados ciertos movimientos el juego se desenvuelve de forma excelente. No he echado de menos ninguna característica Metroidvania -aunque reconozco que soy más de mejorar a base de puntos de EXP que el sistema aquí propuesto de monedas y gadgets-.

Sí voy a hacer una apreciación a título personal. Yo juego en Xbox Series S usando un Adaptive Controller para mi mano derecha, y si bien el cambiar el mapeo de botones funciona perfectamente, usar L3 o R3 no se puede alterar y eso me mata -también pasa en PlayStation-, nunca entiendo por qué existen estos botones, los encuentro incómodos incluso para jugadores normales, y en Shadow Labyrinth los necesitas para invocar a G.A.I.A. Sea como fuere, una gran alternativa cuyo valor añadido es la combinación PUCK-espadachín y que puede llevar más de 20 horas completarlo, y eso si eres un veterano.

Este análisis se ha realizado en Xbox Series S gracias a una clave proporcionada por Bandai Namco

Análisis: Shadow Labyrinth - ErreKGamer

✅ Lo Bueno: • Largo • Buen Metroidvania • PUCK ❌ Lo Malo: • Ritmo de entrada • Gráficamente no es top

Puntuación del editor:
8

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