Despelote es un caso extraño para mí, porque no me gusta el fútbol. Desde pequeño he rechazado todo aquello que tuviera que ver con ello. Hasta el mundial aquel en que España ganó, el de 2010. Quizá es que ya tenía trece años y quería encajar, o quizá es que el mundo se había inundado de fútbol, pero ese sí que lo seguí. Y me di cuenta, con los años, de que mi parte favorita del fútbol es esa que hace que las personas pausen su vida durante un rato para centrarse en un juego tan simple como golpear un balón y meterlo en una portería, tan complejo que mueve millones.

Análisis: Despelote

De qué va Despelote

Despelote es un videojuego sobre fútbol. Aunque todas sus mecánicas se basen en la posibilidad de golpear un balón y haya logros que solo pueden conseguirse golpeando cosas con un balón, no es un juego de fútbol. Es un juego sobre fútbol y eso lo hace mucho más interesante.

Análisis: Despelote

Este videojuego es, en realidad, autobiográfico. Nos cuenta una parte muy concreta de la vida de Julián Cordero, uno de los dos desarrolladores principales de Despelote. Se centra en el momento de su vida en que Ecuador se clasificó para participar en el mundial de 2001, un evento deportivo que, debido a la clasificación, se vivió muy intensamente en el país.

El arte y la música de Despelote

Despelote es granulado. Un granulado que nos lleva al pasado, al principio de los dos mil, a un pasado que no podemos recordar de otra forma. Este juego muestra espacios amplios y pequeños recovecos en los que los niños se pueden meter. Julián de ocho años, el protagonista que manejaremos, podrá esconderse bajo las mesas o entrar por los callejones y entre los matorrales. Los objetos interactuables resaltan por aparecer dibujados en blanco y negro, así como el resto de personajes. Esta mezcla no solo funciona muy bien a nivel pictórico, sino que también consigue que el jugador no se sienta perdido por lo general.

Análisis: Despelote

El apartado sonoro de Despelote es magnífico. La música es genial, pero es más genial aún el despliegue de efectos sonoros tan bien sincronizados y realizados: la radio, la televisión con los partidos, el balón rebotando y las botellas rompiéndose… En cierto momento se cuenta algo de esto, honestamente, es un recurso narrativo muy interesante y poco explotado por parte de la industria del videojuego. Se nota que Julián Carnero bebe de la inspiración del cine al que sus padres se dedicaron.

aRRIBA, CHUTA…

Despelote se basa en jugar al fútbol como única pasión de Julián. Para ello hicieron unas físicas para la pelota especialmente buenas y satisfactorias. Es cierto que el apuntado y tiro no es especialmente bueno, pero es que no tiene que serlo: es un niño de ocho años jugando al fútbol.

Análisis: Despelote

Además, el juego empieza con un minijuego al que el jugador podrá volver de vez en cuando, pues está en la Super Nintendo del protagonista. Este minijuego es muy interesante porque se ve en la propia pantalla de la televisión, y a veces habrá personas que se pondrán en medio, entre la pantalla y tu visión, impidiendo que veas bien cómo avanza el partido.

Reflexiones sobre la narrativa de Despelote

La narrativa de Despelote me ha gustado mucho. No solo por la historia, íntima y preciosa, cercana y llena de la grandeza que los niños saben darle a todo lo que ocurre, con un cierto realismo mágico de ese que desborda la narrativa latinoamericana. Y no, no hay nada de magia como tal. Es más una cuestión estética y narrativa.

Por algún motivo este juego me ha hecho entender por qué funciona la narrativa fragmentada de los soulslike a nivel mental o emocional. Por qué nos atraen las historias que tenemos que descubrir poco a poco, esas tramas que comprendemos si estamos en el momento oportuno en el lugar adecuado: cuando éramos niños no éramos más que jugadores en busca de comprender la situación. A veces nos veremos escuchando la conversación de nuestros padres. Otras, atendiendo al profesor porque realmente es interesante saber más cosas de Ecuador, y es el momento ideal para conocer esta tierra, al menos un poco.

El mundo, sin embargo, no va a esperarnos. A veces el tiempo corre y tenemos que estar en cierto lugar a cierta hora, y para ello tendremos que dejar conversaciones a medias. O no jugar a fútbol para poder escuchar a tus padres…

Un punto muy interesante fue el uso de flashforwards que tiene Julián para contar su historia. En ciertos momentos viajaremos más adelante en el tiempo para conocer una situación futura del protagonista. A esto podemos, además, sumarle ciertos cambios de cámara y ensoñaciones que marcan, sin ninguna duda, la personalidad de estos desarrolladores.

Análisis: Despelote

No querría destripar mucho más el videojuego, pero sí querría pararme a decir que, en ocasiones, sentiremos estar en una Director’s cut. Y es que pocas veces he sentido tanto que esto es un videojuego de autor, donde su alma ha sido retratada y sus preocupaciones y/o esperanzas han sido depositadas. La última vez que me pasó fue con Sabotage Studio, y antes con Kojima, por lo que esto es, sin duda alguna, un halago.

Despelote es un gran juego. No solo por su apartado artístico evocador y sus mecánicas escuetas pero pulidas, o su narrativa con la que es imposible no empatizar. Es un gran juego porque consigue hacerte pensar en qué hace que un buen juego lo sea, y porque muestra que aún hay muchas formas narrativas que explorar en el mundo de los videojuegos.

Jugar como el pequeño Julián lleno de ganas de jugar al fútbol me ha hecho pensar que, quizá, jugar es volver a ser un niño y preguntarse «¿Qué pasa si le doy con el balón a esto? ¿se romperá?» o «¿Habrán planeado qué pasará si me escapo de aquí?». Por suerte, como la vida, Despelote siempre trae una respuesta.

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Este análisis se ha realizado con una clave para PC proporcionada por Popagenda

Análisis: Despelote - ErreKGamer

✅ Lo Bueno: • Una historia profunda • Físicas muy bien hechas • Dirección artística sublime ❌ Lo Malo: • Control del balón poco preciso • A veces el jugador puede perderse un poco

Puntuación del editor:
9

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