La sensación de alegría mezclada con algo de tristeza y un punto de agotamiento que te transmite Jusant cuando lo acabas es lo que te hace recordar porque el videojuego es un medio único para contar historias que sean capaces de remover al jugador muy por encima de lo que lo hacen otros medios de comunicación y entretenimiento.
Cierto es que este original título de escalada que llega este 31 de octubre PS5, Xbox y PC incluyéndose desde el primer día en Game Pass cuenta con algo de ventaja para lograrlo. Detrás de su innovadora propuesta e historia está nada más y nada menos que Don´t Nod, el estudio francés responsable de juegos como los dos Life is Strange, Gerda o Twin Mirror entre otros tantos.
Aquellos que conocéis sus obras sabéis que son especialistas en crear narrativas complejas y conmovedoras, capaces de despertar en el jugador un tsunami de sentimientos a cada golpe de botón. Eso sí, siempre contando un sistema en el que la problemática de los personajes, sus historias y conversaciones forma parte del eje central de sus mecánicas.
Contenido
- 1 Jusant es el juego más especial de Don’t Nod hasta la fecha
- 2 Escalar en Jusant requiere de esfuerzo y paciencia
- 3 Puede que al principio Jusant te asuste un poco…
- 4 …pero cuánto más subes mejor te sientes
- 5 La narrativa ambiental es uno de los puntos fuertes de Jusant
- 6 Escalar acabar siendo un placer en Jusant
- 7 Conclusiones
Jusant es el juego más especial de Don’t Nod hasta la fecha
Es por ello que este Jusant es, desde mi punto de vista, tan importante para el estudio. Porque demuestra que son capaces de seguir provocando en el jugador cierta incomodidad, curiosidad y ejercicio reflexivo, incluso prescindiendo por completo de uno de los ejes centrales del conjunto de su obra. En Jusant no hay conversaciones, nuestro personaje camina en solitario y no nos vamos a cruzar con nadie más en un sendero repleto de olvido, nostalgia, desolación, pero también esperanza.
Sin introducción ni contexto Jusant nos pone delante una enorme torre de piedra natural que tendremos que escalar. No se nos cuenta nada más, no hace falta. El ser humano responde así ante este tipo de cosas, sabes de sobra qué tienes que hacer. Así que te lanzas a ello, allá donde haya un desafío habrá un hombre o mujer dispuesto a superarlo.
Entonces llega el primer golpe. Cuando empiezas a escalar en Jusant te das cuenta de que esto no va a ser un paseo. El juego quiere que te curres cada palmo de terreno que le ganes a la torre y es por ello que introduce un sistema de escalada que, si bien no se puede calificar como de simulación, sí que exige mucho más del jugador de lo que nos vienen acostumbrando juegos de masas como Assassin’s Creed o Spider-Man.
Escalar en Jusant requiere de esfuerzo y paciencia
Para progresar durante la escalada en Jusant tendrás que utilizar los gatillos del mando como si de tus manos se trataran, alternando el movimiento de una y otra con sumo cuidado para no caerte. Vigilar la resistencia, descansar en los momentos que toca y medir el número de impulsos que vamos tomando en cada una de sus paredes es importante para no caer en el agobio y el hastío.
Usar hasta tres pitones como salvaguarda por si todo sale mal y caemos, medir la dirección y velocidad del viento, hacer rápel o usar la cuerda para balancearnos, sabiendo que tiene un final y que hay que buscar en el escenario la siguiente zona de agarre, el punto de apoyo más próximo o la terraza más cercana para tomar aire y no fallar en el intento.
Esto es, esencialmente, Jusant, un juego de escalada en el que vas a llegar a sentir el esfuerzo de cada centímetro que le ganas a la torre y he ahí la mayor virtud que tiene el juego. Porque a pesar de que no sea un experiencia extremadamente difícil, se pasa por muchas fases en Jusant.
Puede que al principio Jusant te asuste un poco…
Al principio cuesta cogerle el punto al sistema de juego. Te sientes torpe, entumecido y es normal caer y fallar con cierta asiduidad. A veces los caminos no son tan evidentes como cupiera pensar en un principio, y te va a tocar pararte a resolver pequeños puzles que no tienen miedo de dejarte en algunas ocasiones aislado, sin ayuda ni pistas.
Precisamente ese sentimiento de soledad, de ser uno de los últimos supervivientes de algo mucho mayor que nosotros mismos es, de largo, la otra gran losa que portamos en este juego. La torre que escalamos en Jusant no es tan solo un enorme monolito, se trata de un lugar donde antes hubo gente, que vivió, que rio, que comerció, que amó, que dudó, que sufrió y que, por último, sin más remedio, abandonó aquel lugar.
El motivo de este abandono es lo único que se nos confiesa al principio del juego. Jusant es la palabra francesa que se utiliza para hablar del reflujo de agua cuando la marea baja y deja al descubierto partes de terreno. Este fenómeno se debió de venir dando desde hace mucho tiempo en el lugar donde se encuentra la torre que vamos escalando, pues, como conocemos a través de notas y diarios repartidos por los escenarios, parece que fue la ausencia de agua la que acabó desplazando a la gente que habitaba allí.
…pero cuánto más subes mejor te sientes
De hecho, conforme más subimos la torre de Jusant más nos damos cuenta que todos los terrenos llanos que la rodean están yermos, secos e inhabitados, por lo que no es difícil llegar a la conclusión de que un gran colapso debió de ocurrir allí. Más si tenemos en cuenta que hasta en los niveles más altos de esta montaña cincelada por el ser humano encontramos embarcaciones varadas mucho tiempo atrás.
Ese sentimiento de soledad y viaje tan al estilo de juegos como ICO o Journey nos acompaña siempre, pero realmente no estamos solos del todo. Con nosotros viaja una cría de balasto, un organismo tan ‘cuqui’ como misterioso, capaz de hacer que la vida retorne a lugares en los que parecía haberse marchado para no volver. No solo sirve para activar plantas y enredaderas que abren numerosas rutas que nos llevan a ascender y descender libremente por más de un camino.
El balasto es capaz de enseñarnos los lugares donde hay secretos para, con nuestra curiosidad como motor, sacarnos de la ruta principal de ascenso y llevarnos a explorar nuevos caminos, aún a sabiendas de que ese desvío puede llevarnos a algún punto mucho más complejo de superar de lo que hubiera sido seguir ascendiendo sin más.
La narrativa ambiental es uno de los puntos fuertes de Jusant
Pero eso no tendría sentido. Si algo buscamos como humanos son respuestas. Porque siempre aceptaremos el desafío de escalar una montaña, pero pronto nos preguntaremos por qué la escalamos. Así que las notas, diarios, pinturas y escenarios abandonados de Jusant son los que tienen las contestaciones a nuestras cuestiones.
Me encanta como Jusant te cuenta los últimos días de los habitantes del lugar en sus notas. De los que se quedaron, de los que se marcharon e, incluso de los que, contra todo pronóstico, siguieron subiendo. Es casi mágico, cómo tu comprensión de los entornos, de lo que fueron y de lo que se perdió tras de ellos va de la mano con tu incremento de habilidad en la escalada.
Esa mejora no se produce porque el título dentro de su punto fantástico vaya ofreciendo algunas posibilidades para el ascenso menos realistas, sino porque al mismo paso que interiorizas las realidad, el pasado, presente y futuro de la torre que escalas, tú mismo te vas convirtiendo en mejor escalador.
Escalar acabar siendo un placer en Jusant
Así que lo que cuesta en un principio, lo que lleva esfuerzo, no se entiende o comprende se acaba convirtiendo en solución y disfrute al mismo tiempo. Lo fácil hubiera sido bajar de la torre, apagar el juego; bajar a las llanuras áridas que la rodean en busca de agua, ponerte con otro título.
Pero tú eliges subir, porque sabes que arriba es dónde está la recompensa que, por encima de una historia conmovedora, fantástica y que te deja con una enorme sensación de satisfacción y éxito, lo que remarca es un camino repleto de desafíos que te han hecho más fuerte, mejor y más preparado para disfrutar del final del juego con el mando entre las manos.
Conclusiones
Esa es la magia de Jusant amigos, su precioso estilo artístico, la conmovedora música que le acompaña a golpe de piano ayudan, obviamente. Pero lo mejor del título es sentir que, a pesar de los problemas del camino, como los fallos en la detección de superficies, algunas decisiones de movilidad del personaje cuando está con los pies en el suelo o la casi absoluta dependencia de la cuerda hasta en momentos absurdamente sencillos, eres tú y solo tú quien ha superado todos los desafíos para llegar a lo más alto y descubrir el secreto que a tantos otros se les negó.
Dentro de un panorama en el que los tanto juegos triple A como independientes tienen cada más difícil innovar Jusant trae consigo una experiencia diferente, muy gratificante de jugar y te preguntarás, ¿Cuánto dura Jusant? A mí me ha llevado 7 horas según Steam para completarlo al 100% encontrando todos y cada uno de sus secretos y buscando todas sus rutas alternativas.
Hemos realizado este análisis en PC con un código proporcionado por Don’t Nod