Dentro del mundo de los videojuegos, existen muchas formas distintas de disfrutarlos. Algunos jugadores optan por completarlos al 100%, explorando cada rincón e incluso desbloqueando todos los logros que tiene. Sin embargo, esta tarea puede ser en algunas situaciones un poco abrumadora y no se hasta que punto merece la pena. No obstante, completar un videojuego doy fe que es algo gratificante y en ocasiones te da una experiencia enriquecedora, pero no considero que sea muy necesario para disfrutarlo por igual. No hay que dejar que esto llegue a ser una obsesión ni tampoco una búsqueda de la perfección.
Asimismo, no deja de ser una «cultura» que se ha arraigado en la comunidad de jugadores, alimentada por la industria y promovida por una mentalidad consumista. Ya que, llegar a alcanzar un nivel alto de logros puede dejar muy de lado lo que arbitrariamente sería el propósito real: la diversión y la exploración de nuevas experiencias. Eso sí, no digo que ambas no sean compatibles, que lo son, pero no puede llegar a ser una práctica tóxica ni objetiva, ya que distorsiona la esencia misma del juego.
La obsesión por completar un videojuego, ¿es una trampa o merece la pena? En este artículo, desglosaré algunas características buenas y otras no tanto sobre el hecho de completar un videojuego y el impacto en la comunidad de jugadores.
Contenido
Desviación del verdadero propósito del juego
Una de las características principales se puede centrar en esa obsesión por completar un videojuego, ya que esta puede desviar la atención de la verdadera experiencia que el juego pretende ofrecer. En lugar de disfrutar del viaje, los jugadores se centran en completar listas de tareas y objetivos secundarios, y al final te desvías por completo de la historia principal. A su vez, disminuye la inmersión, la conexión con los personajes y la apreciación de los aspectos artísticos del juego, lo que puede ser muy poco valorativo a la hora de pensar en todas las características que ofrece el juego.
Profundización en la narrativa
Los videojuegos, al igual que las novelas o las películas, cuentan historias cautivadoras. Al completar un juego en su totalidad, se tiene una comprensión completa de la narrativa y de los matices de la trama, por lo que llegar a ese 100% puede darte una visión completamente diferente a la que tiene alguien que solo se ha centrado en pasarse el juego. Se pueden apreciar los giros argumentales, el desarrollo de personajes y la construcción del mundo de una manera mucho más profunda, lo que enriquece la experiencia global, aunque no siempre es algo completamente necesario o fundamental.
Sacrificio de calidad por cantidad
La búsqueda de completar todo en un juego puede llevar a una experiencia de juego menos satisfactoria, ya que se está invirtiendo demasiadas horas para un logro, algo que puede ser una satisfacción personal, pero no fundamental. A veces, los jugadores sacrifican la calidad de la experiencia y se centran en aspectos menores, como recolectar objetos, en lugar de disfrutar de las mecánicas, la historia y la atmósfera del juego. Recordemos esos mundos abiertos donde todo está repleto de cosas y es entendible investigar, pero no te pierdas demasiado por dicho mundo y céntrate en lo que importa.
Exploración completa del mundo del juego
Muchos videojuegos presentan mundos expansivos y detallados que están diseñados para ser explorados, volviendo a los mundos abiertos que mencionaba anteriormente. Completar un juego al 100% brinda la oportunidad de explorar todos los rincones del mundo virtual creado por los desarrolladores. Esto permite descubrir secretos ocultos, interacciones únicas y detalles que de otra manera se pasarían por alto, pero esa exploración se puede ver condicionada en la cantidad de tiempo que puedes invertir y en no dar oportunidad a comenzar otras historias.
La completitud como una herramienta de marketing
La industria del videojuego utiliza el concepto de completitud para impulsar las ventas y el compromiso continuo, se puede interpretar como una herramienta de marketing. Las ediciones coleccionistas, pases de temporada y expansiones prometen a los jugadores contenido adicional, alimentando así la idea de que para «completar» el juego, deben adquirir todas estas adiciones. Esto se traduce en más ingresos para la industria a expensas de la obsesión de los jugadores.
Satisfacción personal y logros
Una de las razones que muchos jugadores usan como excusa los trofeos es que al completar un juego al 100%, se experimenta una sensación de logro y satisfacción personal. La dedicación y el esfuerzo invertidos en superar cada desafío, resolver cada rompecabezas y alcanzar cada objetivo se ven recompensados y eso puede ser válido para algunas personas. Los logros desbloqueados y las estadísticas mostradas son testigos tangibles del progreso y dedicación del jugador.
Como conclusión, la completitud de un videojuego puede ser un objetivo para algunos y algo innecesario para otros. Sin embargo, es importante cuestionar si esta búsqueda realmente enriquece la experiencia del juego o si es simplemente una trampa de la industria. Está claro que, completar un videojuego puede ir más allá de terminar una experiencia y para algunos jugadores es una oportunidad increíble para profundizar y aprovechar todo lo que ofrece este juego.
Pero, ¿puede verse afectada la experiencia si nos obsesionamos en alcanzar algún logro? Es muy posible que esto surja, ya que se está sacrificando la calidad de su experiencias por una meta que puede ser inalcanzable y, en última instancia, se está dejando de lado la diversión y la apreciación genuina de los videojuegos. No se si podría considerarse una trampa, pero sí una herramienta más de marketing como concepto para impulsar ventas y puede ser perjudicial, además de distorsionar la verdadera naturaleza del juego. Eso sí, disfruta de los videojuegos a tu manera, pero no caigas en una meta concreta y te presiones porque tu experiencia puede ser muy diferente al resto.