Análisis: Dorfromantik

Análisis: Dorfromantik

Hablar de Dorfromantik es hablar de paisajes sumamente bellos al alcance de nuestras manos. Este videojuego, que es el debut del estudio berlinés Toukana Interactive, nos da la posibilidad de crear pueblos de ensueño administrando fichas hexagonales. Un city builder poco convencional, con una propuesta cautivante y sesiones de juego verdaderamente confortantes.

No es casualidad que este juego haya nacido en Alemania, el país que supo ser la cúspide del romanticismo en todo el mundo. Éste tomaba el arte como algo libre y espontáneo, atado indisolublemente al sentimiento y capaz de dar sentido a la vida. De solo ver el nombre, sabemos que estamos ante la posibilidad de crear una aldea (dorf) inspirada en el romanticismo alemán y su percepción artística. El infaltable componente romántico (romantik).

La magia de Dorfromantik está en la paz que ofrece, la cual se entremezcla con el componente adictivo siempre presente en este sub-género. Si bien al combinar elementos de gestión de asentamientos y puzzles nos obliga a administrar con la mayor eficacia las piezas, lo cierto es que uno se encuentra constantemente en un estado de relajación total, al punto de que es fácil perderse en los paisajes que nosotros mismos hemos creado. Es uno de esos juegos en los que «una más y ya» es una mentira enorme. Siempre hay tiempo para colocar un hexágono más.

Sin dudas, nos obliga a pensar dos veces antes de lanzarnos a la aventura de colocar otra pieza, no porque podamos perder, sino porque una buena elección es la antesala de un paisaje artístico.

Disponible desde este 29 de septiembre en Nintendo Switch (luego de un exitoso paso por ordenadores), en ErreKGamer hemos tenido la oportunidad de probarlo para comprobar lo que suponíamos: Dorfromantik es tan sencillo como bello.

Un city builder que combina sencillez con estrategia

Dorfromantik

Sí, como dije anteriormente, Dorfromantik es un city builder. Pero me veo obligado a insistir en que no es uno normal. Toda partida empieza con un tablero de casillas hexagonales, en donde ya hay una pieza colocada en el medio.

A partir de allí podemos empezar a construir gracias a todas las piezas que disponemos, y debemos administrar las mismas de manera pertinente para realizar las misiones que se nos irán requiriendo, a la par que deberemos sumar la mayor cantidad de puntos. Cumplir ambos requisitos no solo es la esencia del título, sino que es también una garantía de que creamos bellísimos lugares claramente inspirados en paisajes de la Selva Alemana (Schwarzwald). Como supondrán, zonas alejadas de las grandes suburbios industriales y rodeadas por la magnificencia de la naturaleza.

Principalmente, tendremos a nuestra disposición piezas de casas, de árboles, de campos, de agua y vías del tren. Y claro que, a medida que avancemos y cumplimentemos ciertas misiones, desbloquearemos otras más especiales como molinos de viento, locomotoras, barquitos, y tantas otras que nos ofrecerán la posibilidad de jugar con la creación de nuevos biomas y experimentar la libre sensación de retratar infinitos paisajes.

El Modo Clásico es, obviamente, su modo más tradicional y al que se enfoca prioritariamente el gameplay de Dorfromantik. En él recibiremos 40 piezas, y tendremos que gestionarlas con inteligencia para sumar puntos. Si cumplimos las solicitudes del juego (por ejemplo, conectar piezas hasta juntar determinada cantidad de árboles y crear así un bosque) seremos bonificados con cinco piezas extras para extender nuestra creación y hacer aún más maravillosa esa aldea fruto de nuestra imaginación, rodeada de campos y ríos.

Una buena administración de las piezas equivale a una partida infinita. Y me permito asegurarles que, una vez sumergidos en la jugabilidad de Dorfromantik, uno quiere siempre colocar una última pieza. Insospechadamente, estamos ante un juego verdaderamente adictivo, donde no queremos quedarnos sin piezas. Y, en caso de hacerlo, vamos a querer empezar una nueva partida inmediatamente.

Por otro lado, hay una tabla de clasificación Mundial, a la que no pude acceder en la Nintendo Switch por estar jugando una versión previa a la salida del título en la consola, pero que se puede visualizar en Steam dado que el juego ya está para PC desde abril del corriente año. Es más, si consideramos el Acceso Anticipado, podría decirse que está disponible desde el primer semestre del 2021.

Creando el pueblo de mis sueños en Dorfromantik

Dorfromantik

Honestamente, no sé cómo será la ciudad o el pueblo ideal de los lectores de ErreKGamer. Pero sí sé cómo es el mío, y debo admitir que las herramientas que Dorfromantik puso a mi disposición me permitieron crearlo (bueno, a medias). El pueblo de mis sueños tiene árboles solemnes (muchísimos árboles), lagos del agua más pura que uno pueda imaginar y pequeños asentamientos urbanos. Todas esas opciones están dentro de las posibilidades de creación de Dorfromantik.

Cierto es que mi pueblo ideal también tiene colinas verdes y pronunciadas, represas imponentes, árboles pomposos con hojas de un tinte rosado y otras cuántas maravillas naturales, como cadenas de montañas con picos nevados decorando un escenario que parece lejano y cercano a la vez. Y he aquí lo único que puedo criticarle a Dorfromantik, ya que no ofrece una nutrida variedad de paisajes.

El juego se limita a darnos piezas con árboles, casas, campos, vegetación, agua, rieles de ferrocarril y molinos, entre alguna que otra pieza que ahora se me está escapando (que, en realidad, escapa a mi memoria porque aparece con muy escasa frecuencia). Y, a título personal, me hubiese encantado poder rodear a mi aldea con sierras y cerros, por lo que espero, con poco optimismo, que éste tipo de contenido llegue en una futura actualización. Ojo, debo reconocerle a Dorfromantik que, aunque parezca que brinde poca variedad de escenarios, es innegable que sus piezas alcanzan para construir paisajes realmente bellos y poblados muy bonitos.

La música acompaña el momento, terminando por convertir en arte lo que estamos haciendo. Si todo es arte, ¿por qué no ha de serlo el hecho de crear un pueblo que nace de nuestra imaginación? La calidez y suavidad de las melodías, y el apacible sonido de la naturaleza, terminan por sumergirnos en nuestra propia obra, compenetrándonos con cada accionar. La combinación entre el paisaje de Dorfromantik y su musicalización es algo mágico, y quizás sea ese su componente adictivo, porque es el que, a fin de cuentas, nos hace perdernos entre los árboles y las casitas de nuestra imaginación.

La tranquilidad que nos da Dorfromantik es total, es el resultado de un estado de relajación único. El tiempo se pasa volando ante nuestros ojos, las horas devienen en minutos y cuando nos dimos cuenta estamos colocando hexágonos hace tanto tiempo que se hace tarde para comer. Un juego ideal para disfrutar antes de ir a dormir, para luego bailar en sueños en los pueblitos a los que hemos dado vida.

Otros modos de juego disponibles

Dorfromantik

Claro que hicimos hincapié en el modo clásico porque es la forma más tradicional de disfrutar de Dorfromantik. Pero hay otros modos de juego, cada uno con su propio atractivo y su encanto.

El Modo Rápido nos ofrece la posibilidad de disfrutar de una partida súper expeditiva y dinámica. Con un mínimo de 25 piezas y un máximo de 75 para colocar, es ideal para aquellos que quieren una experiencia fugaz.

El Modo Difícil y el Modo Mensual son, por obvias razones, los más desafiantes. El primero no necesita mucha introducción, ya que como su nombre lo indica destaca por su elevada curva de dificultad, producto de que recibiremos menos piezas y no habrá tantas misiones para hacer; el segundo apunta a ser una de las variantes para que Dorfromantik extienda su jugabilidad en el tiempo, dado que apunta a ofrecernos todos los meses una nueva variedad de reglas y la posibilidad de competir con otras personas en el mapa del mes.

Los últimos son el Modo Personalizado, en el que nosotros crearemos las reglas de juego y adoptaremos las configuraciones que nos plazcan; y el Modo Creativo, en donde las posibilidades son realmente infinitas, ya que absolutamente nada nos limita y podemos descartar aquellas piezas no deseadas. Sin dudas, mi modo favorito, y un canto a la imaginación. Como nunca, el deseo de construir el pueblo de mis sueños fue real gracias a este último.

Además, dejo un curioso dato al pasar: un juego de mesa de Dorfromantik saldrá en 2023, y vaya uno a saber qué obras de arte emergerán de nuestra creatividad en el tablero.

Conclusiones

Dorfromantik

En conclusión, Dorfromantik es una experiencia sumamente relajante. ¡Cuánta paz, cuánta belleza en un solo juego! Es imposible no perderse mientras vamos creando la aldea de nuestros sueños, con el sonido de la naturaleza de fondo haciéndonos imaginar que estamos viviendo allí.

Su único y exclusivo objetivo es crear el paisaje más bonito que pudiésemos imaginar. El sistema de misiones, desafíos y recompensas luce perfectamente integrado, y tendremos total libertad para que florezca el arte que duerme inconscientemente en nosotros.

Es un juego muy recomendado para disfrutar antes de acostarse a dormir o, por qué no, para pasar ratos muertos. ¿No sabés a qué jugar? Bueno, una partidita en Dorfromantik nunca es una mala opción. Pero estoy obligado a insistir con que es realmente adictivo, siempre querremos colocar una pieza más.

Y, con total sinceridad, con un poco más de contenido (mayor variedad de piezas) tiene el potencial para transformarse en uno de los city-builders más destacados de los últimos años. Pero dependerá, para lograr eso, de efectuar las actualizaciones atinadas.

Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch con un código proporcionado por Toukana Interactive.

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